Mi madre se movía de un lado hacia otro preocupada por si su vestimenta era la más formal o por si su maquillaje no se había estropeado.
Ella siempre había sido muy vanidosa, mientras a mi no me interesaba la forma en la que las demás personas me miraban.
Una vez ya decidida mi madre toco el timbre de la enorme casa.
Una señora la cual ya había visto antes se asomo detrás de la puerta, regalándonos una sonrisa cálida.
—Oh, hola.—Dijo mi madre apenada.— hemos venido a saludarles y a hacerles saber que para cualquier favor que necesiten pueden contar con nuestra ayuda si así es posible.
Me daba la impresión el uso del léxico de mi madre, pero al mismo tiempo se me hacía divertido.
—Muy amable.—Sonrió la señora del frente—Mi nombre es Fenna, es un placer conocerles.
—Es el nuestro.—dijo mi madre devolviendo el gesto.
En ese momento se creó un silencio incómodo.
—Lamento en no saludarlos más antes.—comentaba Fenna pasándose la mano por la frente—es que esto de volver a acomodar todas la cosas resulta ser un poco agotador, ya sabes.
Dicho eso mi madre le hizo un gesto como si no pasara nada. Mientras yo solo intentaba mirar las cosas que se colaban dentro de la casa, realmente si se notaban lujosas.
—Si gusta mi hija le puede ayudar mucho dada la situación.— mi madre me devolvió una mirada exigente en espera de una respuesta—¿Verdad cariño?.
No sabía exactamente qué responder pero ante la exigencia de mi madre y la mirada desesperada de Fenna me sentí en la obligación de responder que si.
—Si claro—Respondí con una sonrisa falsa.
—Maravilloso.—Sonrió Fenna— de verdad te lo agradezco mucho, por favor pasen.
Sonreí al saber que Fenna solo buscaba un poco de ayuda, si que era aprovechada.
Lo primero que pude apreciar fue lo enorme que realmente era lo casa, aparentaba serlo pero una vez estando adentro de ella era el doble de lo que pudiste llegar a imaginar, al parecer le agradaba mucho el color blanco y celeste ya que la mayoría de la casa era de esos colores, las alfombras parecían ser lujosas y con alto precio, los muebles eran de un color café perfecto, sin ninguna mancha o algún defecto en ellos.
Fenna y mi madre se adentraron más a la cocina, mientras yo me quedaba apreciando cada lugar de la casa hasta llegar a ciertas habitaciones, seguí caminando hacía delante con la mirada en cada lugar de la casa intentando no perderme de hasta el mínimo detalle lujoso.
Si que tienen dinero. Pensé.
Había una habitación con el nombre de “Britt”, el cual llamo por completo mi atención, la curiosidad por saber de quien se trataba me invadía cada vez más la cabeza, ¿pero si él estaba ahí?. Comenzava a pensar. Hasta que finalmente me decidí y coloque mi mano a la puerta..
Pero escuche unos pasos atrás de mi.
—¿Buscas algo?.—Preguntaba el chico que tenía en frente con una mirada fría.
Pensándolo bien no parecía ser el chico que había visto en la tarde, él era más alto y su cabello era un poco más largo y rizado.
—No.—baje mi vista al suelo para no hacer notar mi enorme vergüenza—solo pasaba a... realmente solo tenía curiosidad por saber de quien pertenecía la habitación.
—¿Es tuya?—Pregunté mirando cada parte de él.
Su cabello era de color negro rizado, sus colochos caían como cascada a su alrededor pero no lo suficiente como para no poder mirar su rostro, su altura era clara ante mi, era muy alto cualquier persona lo notaría, era algo delgado pero no tanto para llamarlo “flaco”, y su piel pálida resaltaba mucho en su rostro, tanto que incluso lograba que sus labios se vieran más rojos de lo normal.
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Entre espacio y tiempo.
Teen Fiction《 Cuándo te sientas completamente consumido por otro ser,sabrás que la vida tiene su sentido más perfecto y extraordinario que podrás conocer . 》