Nancy se despertó de pronto. Incorporándose en la cama, tomando una enorme bocanada de aire. Le tomó un par de segundos regular su respiración y el ritmo cardíaco de su corazón. De mala gana se dejó caer sobre el colchón cuando su cerebro comprobó que todo había sido un mal sueño. Maldijo por lo bajo. Odiaba esa sensación de asfixia que la despertaba últimamente. Pero cómo hacerle entender a su subconsciente que toda la catástrofe interdimencional que había vivido hace tres meses, había acabado. Que Vecna ya no estaba, y solo quedaban los destrozos visibles que su muerte había ocasionado al pueblo. Un pueblo que poco a poco empezaba a levantarse.
Se pasó ambas manos por la cara, deseando quitar el cansancio emocional que esas malditas pesadillas le dejaban.
–Está bien. Solo fue un sueño. Solo eso -se dijo a sí misma. Debía tranquilizarse. O de lo contrario… –¡Mierda! -bufó antes de salir rápidamente de la cama y dirigirse al baño, en donde devolvió los restos de la cena de anoche.
Mientras se agarraba con firmeza de la base del vater se preguntó si realmente debía acudir a un terapeuta antes de que terminara con el estómago deshecho o con un ataque al corazón…
–Quizás un trasplante… -susurró. Aceptando por primera vez que su estado actual no solo se debía a los traumas que Vecna dejó. Había algo más. Un sentimiento que llegaba a aterrarle. Uno que no comprendía del todo.
Se levantó del suelo. Jalo la palanca del váter. Lista para iniciar con su arreglo personal. Ese día en particular quería verse bien. Demasiado bien, pero sin demostrar que se esforzó en ello. En lo cual fracasó…
¡¿En qué diablos estabas pensando Nancy Wheeler?! - se reprendió mentalmente así misma mientras se le dificultaba terriblemente caminar por el sendero… ¡Del bosque!... Pero claro, solo a ella se le había ocurrido traer vestido y zapatillas… ¡es que no podía sentirse más tonta!
–Cuidado -alertó Jonathan, sosteniendo a Nancy contra su pecho.
–Gracias -dijo Nancy desde el fondo de su corazón. Sintiéndose en completa deuda con Jonathan, y no por el hecho de que, a pesar de ya no ser nada más que amigos, él aún se preocupaba por ella, si no, por el hecho de impedir que se convirtiera en la mayor tonta de la historia. Si es que no lo era ya.
–Nancy, ¿Estás bien? -indago Steve preocupado. Haciendo que Jonathan alejará sutilmente a Nancy de su pecho. Consciente de lo cercano que ambos se habían vuelto.
–Si, yo solo… -la frase murió en un débil y corto quejido de dolor cuando quiso dar un paso hacia delante. –Creo que necesito descansar un poco…
-¿No puedes hacerlo cuando lleguemos al punto de reunión? -hablo levemente irritado Dustin
–Dustin -reprendió Steve.
–¿Qué? Solo a las chicas se les ocurre traer zapatillas al bosque. No te ofendas Nancy, pero lo espere de cualquiera, menos de ti.
Nancy hizo una mueca que mostraba su molestia por el insulto a su inteligencia. –No tienen por qué detenerse por mí. Sigan. Yo descansaré un momento y luego los alcanzo.
–Me quedaré contigo -dijeron al unísono Steve y Jonathan.
–¡¿Es enserio?! -bufó Dustin. –Ninguno de ustedes puede quedarse. Los necesito para construir el monumento para Eddie. ¿Lo recuerdan?
Nancy agachó la cabeza avergonzada. Dustin tenía razón. El motivo de esa excursión era para conmemorar a Eddie, pero su cerebro, que últimamente era un masa de pensamientos confusos y aterradores, la había orillado a usar un acto tan noble, como una excusa para sus fines personales. Era comprensible que Dustin estuviera molesto por acaparar -sin querer- un momento que no le pertenecía. Un momento importante para él, en donde sus amigos no iban a estar. Mike había viajado a dónde Will y Once, y el vuelo que los traería este día se había retraso monstruosamente. Lucas, atrapado en un asunto familiar, les alcanzaría después.
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Stranger Feelings
RandomDespués de los hechos que sucedieron con Vecna. Nancy nunca imaginó que en su interior se desataría extraños sentimientos por... Robin. Sin embargo, tiene que lidiar con algo más que esos sentimientos...