Cinco

194 28 4
                                    

Cuando Nancy abrió la puerta, no pensó toparse con una nerviosa Robin, quien dio un corto paso hacia atrás al verse "descubierta".

–Sé que soy la última persona que quieres ver -hablo con rapidez la castaña, temiendo que le cerraran la puerta en la cara de un solo movimiento –pero necesitaba hablar contigo. Ver si tú estás bien, tras lo que pasó en el festival… -titubeo, desviando la mirada a los pulcros zapatos de Nancy – yo lo siento tanto. Lamento haber destruido nuestra amistad por culpa de mi -la voz de Robin se quebró –... desviada moral.

El corazón de Nancy se encogió al escuchar aquellas palabras cargadas de tanto dolor. Robin no merece sufrir así, no debía sentirse como un repudiable ser. No era justo que Robin cargue con un peso que los miedos y la maldita voz de Vecna la orillaron a huir, esconderse y fingir demencia. Robin no merecía ser salpicada por toda la mierda en la que se está hundiendo.

–Tu no has roto nada. Al contrario, estás sin quererlo, ayudando a reparar el destrozo que soy ahora.

–¿Cómo puedes decir eso?, te hice llorar, Nancy.  Me sobre pase contigo y te hice llorar.

–No. No fuiste tú – los hermosos y preocupados ojos de Robin se posaron nuevamente sobre ella. –Fue Vecna –se sinceró  –Yo… he estado oyendo su voz, en mi cabeza, susurrando a mi oído, en mis sueños. Es tan frustrante y tan aterrador que a veces siento que yo ya no puedo permitirme sentir y pensar por mí misma –dijo con un nudo en la garganta, sintiéndose tan vulnerable. Como un adicto confesando su culposa adicción. – Ese día, fue Vecna jodiendolo todo.

Un silencio sepulcral se hizo presente. Permitiendo que las palabras dichas tomarán el significado que tenían.

–Lo sabía -afirmó Robin moviéndose de un lado a otro. –¡Es que lo sabía! ¡Sabía que algo te pasaba! ¡Ese aliens bastardo hijo de…

Nancy no pudo evitar reír por lo bajo. Los gestos y movimientos que la castaña realizaba inconscientemente, la hacían ver cómo un niño molesto tras descubrir que se comieron el dulce que mantenía oculto. –Eres una cosa increíble. –Solo Robin, en esas circunstancias, era capaz de tratarla protectoramente y no como alguien que debía ser encerrado en un psiquiátrico.

–Oye, no soy una cosa –afirmó con fingida indignación la castaña, captando rápidamente el leve humor relajado de Nancy. 

–No, por supuesto que no. Eres mi faro.

Ambas buscaron los ojos de la otra. Cada una con su propia necesidad de encontrar lo que andaban buscando.

–Sé que no es el momento pero, –hablo Robin con voz dudosa –quisiera saber algo. Cuando me empujaste, ¿fue Vecna o fuistes tu?

–...Lo hice yo.

El corazón de Robin se encogió a una velocidad impresionante que el dolor fue casi insoportable. Incluso tuvo que agachar la vista para evitar que Nancy pudiera ver el daño que esas simples palabras le provocaron.

–Lo hice, porque me sentí tan indigna para ti.

Robin levantó la mirada y pudo ver el miedo y el dolor de Nancy. Comprendiendo todo. –¿Eso lo piensas tú, o Vecna?

–No estoy segura.

–Yo sí estoy segura de una cosa: ni el mismo dios es más digno que tú, Nancy Wheeler.

Lentamente, Robin extendió la mano hasta abrazar la de Nancy. Con su otra mano acarició con parsimonia la suave mejilla que tenía delante. Y segundos después, unió sus labios con esa boca que por tercera vez la recibía.

Nancy gimió quedamente ante el contacto. Y se aferró a la blusa de Robin en un sutil mensaje que exigía más. Y entonces, la lengua de Robin se coló hasta toparse con la suya. Debilitando su equilibrio. Dejándola atrapada entre la rígida puerta de su casa y el suave cuerpo de Robin. Sintió la piel calentarse y su centro palpitar cuando un par de manos se posaron en sus caderas y tiraron levemente de ellas.

[¿Cuando vas a entender, Nancy?. Tu cuerpo ya está sucio.]

Wheeler rompió el beso en un rápido movimiento de cabeza. Pero fue confundido por una invitación para que los labios de Robin se posaran sobre el expuesto cuello.

[¿No vas a detenerla? ¿Dejaras que se ensucie de algo tan inmundo como lo eres tú?]

<Mientes. Robin me ha dicho que valgo.>

[Jajajaja… Vales menos que una puta, Nancy.]

–Nancy - la llamó Robin preocupada, alejándose rápidamente al distinguir que Nancy lloraba. –Oye, ¿Te he hecho daño? ¿Nancy qué pa…? –se detuvo cuando intuyo lo que sucedía. –¿Es Vecna? Lo que sea que te haya dicho, no es verdad. Mírame, Nancy –pidió, tomándola suavemente de los hombros. – Te prometo que si pudieras verte desde mis ojos, verías lo increíble, fuerte y hermosa que eres.

Y Nancy lloró, aún más. A todo pulmón, sintiendo los cálidos brazos de Robin rodeándola. Protegiéndola.

–Te juro, que no voy a permitir que te siga haciendo daño. Lo juro.






°

°

°




No olviden dejar su voto.
Bendiciones ✨








Stranger Feelings Donde viven las historias. Descúbrelo ahora