01: Un fanfarrón

40 8 0
                                    

Empezaba otro tedioso día de instituto para Kim Taehyung.
Su rutina era siempre la misma; repetitiva y monótona.

Día tras día realizaba las mismas actividades y llevaba un registro de ellas en una pizarra en la puerta de su armario:

Lunes:

6:00 a.m - Despertar
6:15 a.m - Ducharse y cepillarse los dientes
6:30 a.m - Vestirse y peinarse
6:50 a.m - Desayunar
7:15 a.m - Ir al instituto

Tenía dieciocho años y cursaba el último año de instituto. Era el mejor de su clase y lo había sido desde siempre.

Los demás lo describían con calificativos como: "sobresaliente", "inteligente", "reservado", "solitario" y "con aires de desánimo".

Al llegar al instituto siempre se sentaba en el primer puesto de la primera fila de la primera columna. Y es que bueno, siempre había estado allí; en el primer lugar.

Ése día no fue la excepción. Llegó y se sentó en el primer puesto, que desde hacía ya cinco años era exclusivamente suyo.

No es que le molestara si alguien más se sentaba ahí, solo que por alguna razón simplemente nadie lo hacía.

—¡El clima está maravilloso! El día es perfecto para tomar el sol y hacer un picnic, las flores han florecido y las mariposas revolotean alrededor de ellas, es increíble.

Dijo Sung Ji Han, compañera de clases de Taehyung.

Era extraño, ella mencionaba que era "un día perfecto", pero Taehyung sentía que el clima no había cambiado en lo absoluto desde hacía ya bastante tiempo.

Todos los días eran iguales para él.

Miraba al cielo y sólo podía notar cómo el sol jugaba al escondite detrás de aquellas enormes nubes grises que traían consigo solo sentimientos de lejanía y nostalgia.

El aire era frío y denso, las plantas tenían un color opaco y las flores... Las flores ya no florecían nunca más. Para Taehyung, ese era el clima habitual, un poco trágico y sombrío, a decir verdad.

Miró hacia la ventana y vio la misma imagen de siempre, y sintió la misma sensación de siempre, con la misma intensidad de siempre, a la misma hora de siempre.

Su profesor de literatura —el Sr. Jung— entró al aula. Los demás estudiantes tomaron asiento y se dispusieron a empezar con la clase.

Taehyung estaba sentado desde que había llegado al salón. Él no tenía que apresurarse nunca, así era él.

—Hoy tendremos una clase muy interesante y por la que estaba ansioso de dictarles. Estaremos hablando sobre los "Sentimientos plasmados en el texto" – dijo mientras anotaba en la pizarra el título de la clase.

«"¿Sentimientos plasmados en el texto?"» fue lo primero que pasó por la mente de Taehyung. Junto con esa interrogante, vino una sensación de insatisfacción e inseguridad. Pensó que si alguien pudiera plasmar sentimientos en un texto, definitivamente no sería él.

—Dentro del mundo literario existen diversos tipos de texto y diversas maneras de narrarlos, como hemos visto en clases anteriores. Pero algo indispensable de cualquier texto es el poder transmitir sentimiento, emoción. Si leemos una historia o un poema, cuando el autor plasma sus sentimientos en él, nosotros podemos percibirlo en el momento en que lo leemos. Para escribir con pasión, se necesita escribir con sentimiento. Para poder crear una historia que llegue al corazón, es necesario aplicar los sentimientos y convertirlos en palabras, fusionar ambos y hacer que esa cohesión funcione y se sienta fluida en cualquier momento, lugar o situación en la que sea leído – explicó el Sr. Jung –. Para esta clase, su tarea será realizar un poema que pueda transmitir sentimiento verdadero, puro y consistente.

Más allá del jardín (KookV)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora