La mirada de Keith estaba inerte. Perdida en otro punto de la realidad, tocando su vientre con una de sus manos.
En otras situaciones estaría en un extraño Shock pero tras los sucesos de los últimos meses ¿Que más iba a hacer? Ya tenía la mente lo suficientemente abierta con el sufrimiento a partir de no saber quién era por descubrir ser mitad Galra, así que suponía que esto no debía ser tan complicado, solo acostumbrarse y esperar no sufrir mucho con lo que estaba consciente era el dolor de un embarazo.
No obstante la opinión que quería a raíz de esta situación era la de Shiro. Un hijo de los 2 era algo personal pero se enteraron de la peor forma posible. El silencio en el lugar era ligeramente incómodo tras haber sido separados, lo único que se escuchada era Eslav tecleando como un loco mientras tratada de sacar información del estado de su hijo. La adrenalina de más de una pelea, muy sana no es para un feto.
Parandose a su lado Axca golpeó el vidrio de su cápsula para llamar su atención.
- ¿Como te sientes? Lo de hace rato fue...
- ¿Tenso? Si. La verdad no culpo a la abmirante por su reacción, desde hace tiempo estaba preparado para hasta una reacción negativa de parte del propio Shiro.
- Te noto muy tranquilo con esta noticia. ¿Tan acostumbrado ya estás? - El pelinegro se encogió de hombros, sonriéndole a su compañera.
- Solo tengo respecto a como me lo van a sacar cuando tenga que nacer. - No era el único. Lo más seguro es que varios estén hablando de eso ahora. - Mi hijo será un 25% Galra ¿No? Me preguntó cómo será.
- Bueno. Es una pregunta interesante. - El gusano espacial intervino. - Es muy difícil de saber, tu heredaste más el común genético humano pero en ti los instintos Galra prevalecen. Axca y sus compañeros son un caso similar, solo una de ellas heredó el común genético Galra como predominante.
- Conozco las leyes de Melden. - "Este Gusano ya es pesado" Penso.
- ¿Así les llaman en tu planeta? Bueno, solo te digo que hay una posibilidad del 36% que tú hijo tenga cola, orejas de Galra o muy a lo menos unos colmillos. Es lo máximo que el ADN Galra en tu sangre le puede heredar. - Keith respondió con una mueca, de no ser por el espacio tan cerrado ya se hubiera sentado a la espera de ya salir de ese encierro.
- Okey... Necesito hablar con Shiro. No quiero saber ni lo que madre planea hacerle. - Quiso solo reír, la forma en la que hablada de el hace un momento era tan fría que parecía amenaza. - ¿Cómo son los Galra cortejando? ¿Tienen que pelear o?
- Ah no. Somos una especie normal en ese sentido, todo se basa en el consentimiento mutuo. Solo en la guerra se buscan uniones fuertes. - Aseguro, posando su mano sobre cristal Axca suspiro, preocupando a Keith que solo se le quedó viendo preocupado. - ¿Me puedes hablar de tu y Shiro? Debió serte honesta. Me gustabas, pero ya que perdí al menos quiero hacerlo dignamente.
- Vaya. La verdad me alagas con eso. Sobre Shiro... Ni yo sé que responder. Cómo ya te habrás dado cuenta, de pequeño tuve bastantes problemas "legales"
- ¿Un rebelde desde ya? - Irónizo para la gracia del pelinegro.
- Poca paciencia diría yo. Shiro fue el único que me tomo confianza. No negare que al principio yo no sé la tenía, pero con el tiempo se hizo de mi respeto. Disfrutaba de su compañía, y tras reencontrarnos ese sentimiento en mi estaba igual. Al principio fue solo eso hasta que... Bueno, todos esos sustos de muerte que tuvimos. Nunca supe porque me afectaba tanto, porque deseaba que se hubiera quedado vivo. Hasta que, ya. Solo supe que estaba soñando con él a mi lado. No sé cómo explicarlo de forma que suene coherente, en vez de locuras de u adolescente lleno de hormonas, solo Shiro es muy importante para mí, primero pensé que era a modo de un tutor o maestro, pero resultó que lo amaba. - Rio, esperada que la mujer a su labo sea capaz de entender sus sentimientos.
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Nuestro Nuevo Inicio.
FanfictionLos últimos eventos vividos fueron un golpe de adrenalina para todos ellos. Ahora, estaban de nuevo en su realidad ya con su misión lograda. Sin un imperio de millones de años. Tocaba hacerse cargo de unos secretos a la luz, que ni sus dueños esper...