CAPITULO VI "LA LUCHA FINAL"

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Hola mamá

Hola mi amor

Descansaste, mami

Si, gracias, pero tengo una idea dando vueltas en mi cabeza.

Así y ¿cual es mami?

Creo que tengo que ir a ver a tus abuelos, no sé cómo explicarlo pero tengo que ir a verlos. Tú crees que te puedas quedar sola un par de días.

Yo tenía unas cuantas teorías respecto al deseo de mi mamá de ver a mis abuelos, y todos apuntaban a cierto Ángel rubio de nombre Chidriel.

Si mami, no hay problema tu anda tranquila además está aquí Gadreel para acompañarme dije.

Bien entonces me ayudas a hacer mi equipaje, saldré en un par de horas

La Sra. Ana Towers bajo a la sala del mini departamento y me vio sentado ahí. Hola Gadreel.

Señora Ana como está.

Bien gracias, dijo, este Gadreel, podría pedirte un favor

Si claro señora, en que la puedo ayudar.

Lo que pasa es que tengo que ir a ver a mis padres y Luana se va a quedar aquí, ya ha faltado hoy a clases y no me gustaría que falte más, te puedo pedir que la cuides, serán solo un par de días.

Si señora no se preocupe.

Gracias Gadreel, no sé porque pero siento una gran confianza en ti.

La mamá de Luana se despidió, subió a su carro y se fue.

Ariel apareció y me dijo.

Gadreel una gran cantidad de demonios se están apareciendo por todas partes, es mejor que salgamos de aquí.

Yo me adelanto para ayudar a Chidriel.

Está bien nos vemos allá, me acerque a Luana y le dije que teníamos que movilizarnos que lo mejor sería ir a la casita a las afueras de la ciudad.

Está bien dijo Luana, tomo su casaca y me abrazo, salimos de su casa rumbo a la casita, cuando llegamos nos encontramos con Chidriel, visiblemente agotado, estaba junto a Ariel haciendo estrategias, Luana llevaba la Lanza Azul en su espalda que desprendía una energía de color celeste, parecían dos alas brillantes pegadas a ella.

El sol se oculto y los demonios emergieron de las sombras junto a los dos Ángeles traidores. Todo a nuestro alrededor empezó a temblar y un gran fuego negro rodeo las tierras donde estaba situada la casita, la oscuridad se expandía entorno a nosotros, estábamos rodeados.

Nos pusimos todos espalda con espalda, yo asumí mi forma espiritual nuevamente, ya que así era mucho más rápido y fuerte.

Luana se concentro y su energía empezó a brillar cual sol y aunque eso los frenaban un poco no evitaba que lanzarán ataques.

¡PELEEN!, gritaban los traidores, haciéndonos burla y riéndose de nosotros, se sentían vencedores, por la diferencia numérica.

Mire a Luana que estaba a mi costado, estaba muy concentrada y le dije, no permitiré que nada te pase, te lo prometo, nadie te hará daño

Luana extendió su mano hacia la mía, y se fundió como las veces anteriores le había pasado, imágenes recorrían la mente de Luana, imágenes de nuestra vida como Ángeles, imágenes de ella y mías, luego me soltó sonrió y me dijo:

Lo sé mi amor, pero no es por mí que me preocupo, prométeme que no harás nada imprudente, prométeme que te mantendrás a salvo, que yo no quiero vivir si tú no estás.

La Lanza AzulDonde viven las historias. Descúbrelo ahora