El amor y el enamoramiento es un tema que resulta muy interesante, pues es uno de los sentimientos más intensos que podemos experimentar. El amor nos afecta en todos los sentidos y cuando conocemos a esa persona especial, nos cambia la vida por completo. De hecho, modifica significativamente el modo en el que percibimos la realidad y hace que tomemos decisiones de un modo diferente del habitual, que orientemos nuestras relaciones con los demás de otra forma, y que reorganicemos nuestras prioridades acerca de lo que importa en la vida.
Durante Diciembre, eran ambos los temas que más invaden mi mente, era el aniversario definitivo de mamá y papá, pero también recordábamos cuando nos había dejado, para Bird, mi hermana pequeña no era algo que eventualmente le hiriera igual que a mí, ella nunca la conoció, pero era consciente que le dolía no haberlo hecho.
Mamá era amante del pie de fresa que papá inventó, fue su primer dulce y cada día de aniversario de su matrimonio, los tres en una mesa comíamos un pie de fresa, aunque a mí no me gustará tanto, pero era un tributo vigente para mamá. Papá nos contaba sobre ella, abiertamente cada Diciembre y entre llantos y risas decía todas las ocurrencias que muchas veces pasaron.
Era como nuestro momento de cercanía con ella.
Una de las teorías más conocidas del amor es la teoría triangular de Sternberg. Robert Sternberg, es un psicólogo estadounidense, profesor de la Universidad de Yale, ampliamente reconocido por sus investigaciones. No solo se ha interesado por el amor, sino que la inteligencia o la creatividad también han sido objetos de interés en sus investigaciones realizadas en el ámbito de la Psicología Cognitiva y de las emociones.
Era mi favorito para estos temas tan triviales, me gustaba hablarle a papá sobre él, porque sabía que no entendería mucho sobre todo lo que resultaba encajar el amor y parecía más bien fórmulas matemáticas en su cabeza, pero aún así me escuchaba atentamente, como si entendiera todo.
Para Sternberg, el amor está compuesto por tres cualidades que se manifiestan en cualquier relación amorosa: intimidad, pasión y compromiso. Estos elementos, en la práctica, se entremezclan entre sí, pero saber distinguirlos en un marco teórico nos ayuda a comprender el fenómeno del amor y a reconocer mejor sus matices y detalles.
Pero ¿Qué ocurre con nuestro cerebro cuando nos enamoramos?
Muchos expertos en el tema afirman que el amor es un fenómeno complejo, y a pesar de las muchas investigaciones que se han realizado hasta el momento, no siempre ha existido consenso entre los investigadores. El enamoramiento, la atracción y el amor, son experiencias complejas en las que interactúan factores culturales y biológicos.
Durante mis últimos años, esta teoría me había embriagado, pero con tanta urgencia que era consciente que quería sentirlo, aunque me asustaba la idea de enamorarme de alguien de mi secundaria, por lo pronto deseaba que no fuera así.
En mi adolescencia la teoría el amor había parecido ser un tema interesante en el que estudiar, veía a mis compañeros enamorarse, sentir una pasión tan efímera que unas semanas después ya tenían discusiones y terminaban por separarse, no era tan crucial siendo un adolescente, pero era irracional para mí que sus situaciones tan peculiares y patéticas terminarán separándolos, tal vez solo era la intensidad de querer tener una relación amorosa, pero era un intento por buscar el amor tan deplorable que no tenía sentido.
Era exigente en cuánto al amor, porque las historias, los libros, las películas e incluso el pasado hablaban tan fuerte y enternecedor del mismo que creía que siempre era así, pero en mi secundaria eso no parecía suceder.
Pronto entendí que había un amor juvenil o el romance juvenil que vendrían siendo los primeros pétalos de la persona en el área del amor, no es esencialmente color de rosas, pero quienes tienen suerte lo ven de esa manera, luego está el hecho de la terminación del mismo, porque el romance juvenil siempre tiene un desenlace triste y terminamos en un desarrollo del personaje sorprendente frente a su primer amor.
Pero, yo no quería un romance juvenil, me negaba a sentirme engañada y triste por una relación efímera.
Tenía todo perfectamente planeado, porque conocería un chico de extremadas cualidades atrapantes, me enamoraría de él porque así lo quería, tendríamos una relación de al menos cuatro años en la Universidad a la que ambos iríamos y luego nos casaremos en un hermoso lugar a la luz de la luna y con cincuenta personas entre nosotros.
Estaba segura que pronto lo encontraría, pronto hallaría a ese chico para mí.
Por lo pronto, era primordial que yo me mantuviera en mis estudios, debían pasar el año con excelente calificaciones y lo estaba logrando, era la mejor de la clase, tenía todo perfecto y era reconocida como una nerd, pero eran simples banalidades que todas las chicas mencionan para desviar la atención de mis verdaderos atributos: inteligencia, gracia, bondad y bonita. Sabía quién era y de lo que estaba hecha, no necesitaba que nadie rebajará mi autoestima, ni mis credenciales de adolescente en busca de grandezas.
El fin de la secundaria se avecinaba y todo caía como debía, tenía una beca asegurada para Pierce College, Los Ángeles y yo vivía en la 22249 Summit Vue Ln, Woodland Hills, era perfecto, estaba cerca, el bus solo tomaba cerca de ciento veintinueve minutos llegar a Woodland, así que no tendría que alejarme de mi padre como él lo había previsto.
Clara y eventualmente conocí al chico perfecto para mí, en Noviembre del año. Peter Jones, era mi compañero de clase en literatura, un curso apartado de mi instituto que tomaba para afianzar mi amor por la lectura y era perfecto para ser mi pretendiente perfecto, sonreía como las estrellas, con un cabello miel y unos ojos que le hacían conjunto, era como ver a un dios griego caer del mismísimo cielo para mí, era atento, cortés y no un tonto depravado como lo eran en mi secundaria.
Inevitablemente Peter Jones terminó siendo el mejor chico y la mejor opción para mí. Así que finalizando mi año de secundaria y siendo toda una adulta responsable, por fin había llegado la hora de ser amada y consentida por un chico como él.
Estaba segura que al iniciar Diciembre ambos sentiríamos las mariposas en el estómago y nos declararemos el amor eterno para toda la vida.
Después de todo, muchos dicen que el amor es inoportuno, pero yo estaba segura que es más bien una hipótesis de la cuál no han encontrado una prueba absoluta, yo tengo mi teoría, Diciembre es mágico.
Tan mágico que el toqué invernal era capaz de envolverte en los brazos de alguien nuevo.
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En Este Diciembre ©
RomanceNo creí alcanzar un amor como el de las princesas, ni tampoco con alguien que me esperara al final de cada clase, crecí con la idea y la expectativa de poder encontrar a alguien en Diciembre que me buscará por las noches a escondidas y me llevará a...