CAPÍTULO 6 | El tío de Peter

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— ¿Tienes todo listo? llevas tu pasaporte, tus credenciales, tu identificación, tu tarjeta de vacunas... —

— ¡papá no me iré del país! —exclamé con mis mejillas rojas— ¡tampoco soy un perro que necesita vacunas y sí, lo tengo en la carpeta de documentos personales! —masculle a gritos, Bird me ayudaba a alistar mis zapatos, mientras papá se encargaba de mis documentos personales y yo de mi ropa.

Para ser exactos, ya había pasado el tiempo necesario para que fuera mi cumpleaños, hace dos días atrás Peter y yo nos vimos por última vez y hoy, siete de diciembre, mi cumpleaños, finalmente me iría de viaje con él, ya tenía diecinueve, era temprano y esperaba que Peter me sorprendiera con una serenata, tal vez por eso no me había felicitado por el celular, papá y Bird me habían cantado el cumpleaños en la madrugada, justamente cuando el reloj marcó las doce de la medianoche, pero esta vez no podría comer el dulce con ellos porque temprano por la mañana el tío de Peter pasaría a buscarme, eran catorce horas de viaje y estaba seguro que sería muy exhaustivo, pero sí estaba Peter seguramente tendría la energía necesaria para hablar por un rato, incluso había guardado preguntas triviales en mi celular sobre cosas que ambos podríamos debatir, también había alistado cuatro libros de distintas categorías para el viaje y un pequeño juego de mesa para jugar con Peter y si el tío se unía sería más divertido, aunque un señor no creo que le guste algo así, es decir a papá no le gustaba el juego para nada, aunque siempre terminaba metido.

Llegado las siete de la mañana en punto, papá nos sirvió el desayuno, mis tres maletas estaban en el vestíbulo y mis ojos estaban pegados en la pantalla oscura del celular esperando recibir una notificación de Peter.

— cuando estés con Astoria, dile que te de un autógrafo para mí, hermana —Bird había estado insistiendo todo este tiempo que esa era la razón por la que Peter era tan apuesto, Astoria era su madre y para ella era más que suficiente.

Papá había alistado tres vasijas más con comida— esto es para Peter y su tío, este es para que puedas almorzar algo en el camino —

— pero tengo dinero —apele.

Pero papá contraataco— con dinero o sin dinero no debemos malgastarlo o comer cualquier cosa de la calle, recuerda que no sabes qué cosas han tocado esas personas —tenía razón, así que asentí a su consejo.

Casi podía sentir la nieve en Oregon, el frío en California era algo cercano, pero nunca había estado en Oregon e ir con Peter allá parecía un sueño hecho realidad.

Entonces el timbre sonó, alguien llamó a la puerta.

Corrí de inmediato a ella, sin pensarlo mucho, esperanzada que tal vez fuera Peter, me arreglé la ropa antes de abrir y respire hondo antes de finalmente descubrirlo.

Pero cuando mi mirada se quedó a la altura de Peter, me vi obligada a subirla mucho más y ver a un joven alto y fornido con un papel en la mano frente a mi puerta, tragué fuerte y parpadee un par de veces, antes que ese joven me mirará con una ceja alzada expectante.

— ¿Es la casa Grace? —preguntó.

Apenas era capaz de asimilarlo, era alto, fornido, de cabello castaño oscuro, sus ojos eran avellanas y tenía un aire de ser muy problemático, aunque cuando miraba sus ojos veía una neblina de sorpresa, era apuesto, muy apuesto, demasiado diría yo, su edad era capaz de rondar entre los veinte a veinticinco años, pero aún así era muy contradictorio.

— señorita —y me despertó.

De un respingo respondí— sí, sí es la casa Grace —aviste.

Él sonrió, medianamente y eso me dejó aún más admirada porque sus dientes eran completamente blancos— disculpe mi llegada repentina, no tenía como avisar —su voz era tan varonil y seductora— soy Henry Jones, vengo de parte de Peter Jones por la señorita Olivia Grace —volvió a leer el papel y volvió a mirarme, esta vez de arriba a abajo y me sentí débil frente a él.

En Este Diciembre ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora