4. Getting it right

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Wednesday se encogió en su asiento mientras escuchaba como su maestro y la directora discutían su castigo. Rodó los ojos con insolencia por el escándalo que hacía su maestro. La directora Esther le dijo que debía pasar una hora después de clases limpiando las pizarras de los salones.

El señor Fletcher pareció satisfecho y salió de la oficina, Wednesday esperó a que cerrara la puerta para luego mirar a su directora.

—¿Puedo hacerle una pregunta antes de irme?

Ella asintió ordenando unos papeles.

—¿Sobre qué?

—Uh, su hija —murmuró. Esther la miró dejando los papeles.

—¿Qué pasa con ella?

—Pues, ella me dijo que usted podría explicarme lo que le pasaba. Luego dijo que le prometiera que no la dejaría, ¿tiene algo malo?

Suspirando, ella se recostó en la silla.

—No es nada grave. Enid tiene algunos problemas para comunicarse oralmente.

—No lo entiendo, ella me dijo que no entendía mí idioma, pensé que quiso decir que venía de otro país.

—Escucha, Wednesday, ¿alguna vez has oído sobre la afasia?

—Eh, no —movió su cabeza en negación.— ¿Qué es eso?

—La afasia es una enfermedad que afecta el lenguaje. Es decir, Enid no puede relacionarse normalmente como tú y yo lo hacemos. No puede entender algunas palabras y tampoco puede expresarlas.

—Pero, ella escribe y la entiendo.

—Ha mejorado con los años —pasó una mano por su cabello.— Tiene afasia expresiva-receptiva. Puede entender lo que dices si lo haces despacio y también puede comunicarse sin errores algunas veces, aunque en el habla aún es un conflicto para ella.

—Oh —Wednesday puso sus manos en sus rodillas y miró al escritorio.— ¿Hay alguna cura? ¿Por qué razón la tiene?

—La cura es que siga practicando y corregir sus errores sin hacerla sentir mal. La tiene a causa de un... accidente cerebrovascular.

Mordió su labio inferior y frotó sus ojos, se sentía demasiado mal en ese momento.

—No le cuento esto a todos, —habló ella luego de un silencio y Wednesday la miró a los ojos— pero ella me habló un poco de ti el otro día, me dijo que quisiera que seas su amiga. Me sorprendí un poco, pero creo que eres una buena chica. Sin contar este suceso del castigo, creo que eres una buena chica —sonrió.

La pelinegra juntó sus manos avergonzada. —Sobre eso, sólo lo hice porque me dijeron que Enid se quedaba en la dirección algunas veces y quería hacerlo —murmuró.

Esther sonrió un poco más sorprendida. —Bueno, eso no me lo esperaba —miró el reloj de mano.— Debes ir a clases, Wednesday.

—Ah, sí, claro.

Se levantó y caminó a la puerta. Esther la llamó antes de que saliera.

—¿Sí?

—Sólo una última cosa, Wednesday. Por favor te pido que no le hagas daño a Enid si planeas volverte su amiga y dejarla, te conté todo esto porque Enid me lo pidió también si alguna vez preguntabas, así que te pido que seas buena con ella.

Ella asintió. —Quiero ser su amiga, lo haré.

—Bien, porque de no ser así, y no es que quiera hacer esto personal, te irá muy mal.

Wednesday volvió a asentir ahora asustada.

—N-no le haré nada.

—Gracias. Ya te puedes ir, Wednesday.

Wednesday mordió su lengua y salió de la oficina. Enid le dio una tímida mirada afuera sentada en las sillas de la recepción y le sonrió. Wednesday pensó que simplemente no podría hacerle daño.

Airplanes • WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora