2. I sat on my hands

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—Deseame suerte, Eugene —dijo Wednesday, apretando el lápiz y mirando el examen frente a ella.

Eugene la miró.

—Créeme que la suerte no sólo debe ir para ti.

—Bien, por favor hagan silencio y comiencen su examen —ordenó su maestra mirando a cada alumno.

Wednesday y Eugene suspiraron al mismo tiempo y le rezaron al cielo para pasar el examen.

Una hora más tarde, Wednesday terminó primero que Eugene y salió del salón un poco más tranquila. Caminó por el pasillo para ir a la cafetería y se topó con la directora hablándole a una chica unos metros más lejos.

—Esa es Enid —susurró para sí misma mientras veía como Enid lloraba y abrazaba a la directora. Ella la abrazó también y Wednesday se quedó en silencio caminando hacia la cafetería sin querer interrumpir la escena.

Unos minutos después, Eugene apareció en la cafetería con aire sofocado y se sentó junto a la pelinegra en la mesa.

—¿Cómo te fue? —le preguntó Wednesday.

—Creo que pasaré, ¿y tú?

—Igual. Estuve leyendo todo el maldito libro ayer, creo que algo se me quedó —dijo y sus ojos vagaron por la cafetería y vio como la directora y Enid entraban. Enid secándose algunas lágrimas.

—Eugene, ¿qué hace la directora con ella?

—Es su hija. No estudia aquí por lo que sé, pero ella a veces la trae y se queda en la dirección.

—Oh —susurró y siguió observando a Enid. Ésta sintió su mirada y la miró devuelta. Wednesday levantó la mano en forma de saludo y Enid se sonrojó, diciéndole algo a su mamá.

La directora la miró y luego a Wednesday sonriendo y asintió hacia Wednesday.

Wednesday pensó que Enid se acercaría a ella, pero no lo hizo. Sólo se quedó allí viéndola de reojo durante todo el rato hasta que tuvo que irse con su mamá otra vez.

Airplanes • WenclairDonde viven las historias. Descúbrelo ahora