Capítulo 6

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Una vez que llegaron al apartamento de Sherlock, este se hizo a un lado para que Tessa pudiera entrar. Con tan sólo echar un primer vistazo, la castaña vio como habían varios papeles tirados por el suelo, pero a pesar de eso, el piso estaba bastante bien. El detective se apresuró a recogerlos todos y los dejó encima de la mesa desordenados.

—Perdona por el desorden... —se disculpó Sherlock.

—No, esta bien —quiso quitarle importancia Tessa.

—Dormirás en mi habitación —le señaló la puerta que había a un lado de la sala.

—¿Y tú? —le preguntó la castaña mirando a su alrededor en busca de otra habitación.

—Yo dormiré en el sofá —Tessa abrió la boca para rechistar, pero el detective se apresuró para detenerla—. No será la primera ni la última vez que lo haga, así que tranquila. Estaré bien durmiendo en el sofá por un par de días.

—Esta bien, como prefieras —aceptó la castaña—. Buenas noches, Sherlock.

—Buenas noches, Tessa.

La susodicha asintió y fue a la habitación del detective la cual iba a ser suya a partir de ahora. Se dejó caer en la cama y fijó su vista al techo. No podía creer que estuviera en casa de Sherlock y que tuviera que dormir en su cama. Tessa cogió uno de los cojines y lo olió. El aroma del detective la invadió por completo y cerró los ojos sintiendo su aroma. Al abrirlos de nuevo soltó un suspiro largo, ya que preferiría sentir el aroma de Sherlock directamente de él y no de un cojin.

[...]


Cuando Tessa despertó, se incorporó lentamente y observó la habitación. En ese instante le vino a la mente todo lo ocurrido el día de ayer y todavía de sentía algo cansada, pero sabía que tenía que hacer algo lo antes posible para encontrar al marqués y a Enola. Salió de la cama y fue directa al salón. Sherlock estaba mirando un gran tablón que había colgado en la pared en el cual habían miles de papeles, recortes de diarios y algunos hilos. La castaña supuso que serían pistas para algún caso y se quedó al lado de la puerta de su habitación. Se apoyó en el marcó y observó al detective detalladamente. Se veía muy concentrado observando el tablón y Tessa se cruzó de brazos. Con tan sólo mirarle sabía que verdaderamente sentía algo por él, pero no fue hasta ese instante en el que se dio cuenta de ello. Sherlock se giró hacia la castaña y la miró algo sorprendido ya que no se había dado cuenta de su presencia hasta ese momento.

—Tessa —la llamó—. Disculpa, no te había oído.

—Esta bien —dijo para que no se preocupara y se acercó a él—. Te he visto tan concentrado que no quería molestar.

—Solo estaba ordenando mis ideas —la miró fijamente—. Espero que hayas dormido bien.

—Si... Muy bien —le sonrió y observó el tablero—. ¿Son pistas sobre Enola?

—La mayoría —miró el tablero también—. Aunque algunas son de otros casos que he dejado a parte mientras la busco.

Tessa miró a Sherlock de nuevo y este la miró también. Mantuvieron la mirada por varios segundos sin decir ni una palabra, aunque tampoco hacía falta. La castaña sintió como su corazón se aceleraba y deseaba con todas sus fuerzas que el detective la tomara y la besara, pero Sherlock no se movió. Este estaba totalmente centrado en calmar sus impulsos ya que sentía que si la besaba no habría vuelta atrás y el detective no creía ser merecedor de algo así. Quiso irse de esa casa lo antes posible porque no podía aguantar ni un solo día más junto a ella sin que ocurriese algo y no podía hacerle eso a Tessa, porque sabía que le haría daño de alguna forma u otra. El detective apartó la mirada nervioso y se separó un poco de la castaña.

𝑌𝑂𝑈𝑁𝐺 𝐴𝑁𝐷 𝐵𝐸𝐴𝑈𝑇𝐼𝐹𝑈𝐿 | Sʜᴇʀʟᴏᴄᴋ HᴏʟᴍᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora