Era media noche y Tessa no paraba de dar vueltas en la cama. Dormir en su antigua habitación le parecía de lo más extraño después de tantos años sin hacerlo y no podía conciliar el sueño. Entonces, la castaña oyó como la madera del suelo del pasillo crujía, como si hubiera alguien. Agudizó su oído y volvió a escucharlo, aunque esta vez en las escaleras. Ya que Tessa no podía dormir, se levantó de la cama, cogió la vela que había encima de su mesita de noche y salió de su habitación. Iba vestida únicamente con su camisón blanco y el frío suelo de madera le heló los pies. Aún así, la castaña bajó las escaleras y fue al comedor. No había nadie, así que pasó por al lado de la habitación de Eudoria para volver a la suya, pero se encontró a Enola rebuscando dentro de un baúl.
—¿Enola? —la llamó Tessa sorprendida. La menor se sobresaltó y con torpeza, intentó cerrar el baúl mientras se ponía delante de este para ocultar lo que estaba haciendo—. ¿Que haces?
—Nada —respondió rápidamente.
—Enola —la castaña insistió y la miró fijamente.
—No quiero irme con Mycroft —confesó la menor finalmente.
—Y quieres escaparte, ¿no? —intuyó Tessa ante el comportamiento de Enola.
—No —mintió la menor, pero la castaña sabía perfectamente que no era cierto, así que volvió a mirarla fijamente mientras levantaba ligeramente una de sus cejas. Entonces, Enola suspiró—. Esta bien, si, pero no me delates.
—No lo haría nunca. Que poco me conoces, Enola Holmes.
—Bien —sonrió alegremente—. Porque tengo la intención de encontrar a madre.
—Aunque no vaya a delatarte, eso no significa que te deje marchar.
—¿Que? —le preguntó Enola sorprendida—. ¿Porque?
—Porque si Mycroft descubre que te has ido, me va a matar.
—No lo hará si vienes conmigo.
—Enola, eres menor de edad y si nos vamos juntas parecera un secuestro. Podrían encarcelarme por eso.
—Entonces no dejaré que nos atrapen.
—Te lo agradezco, Enola, pero no puede ser —dijo Tessa mucho a su pesar—. Conseguiré convencer a Mycroft para que te busque una institutriz y puedas quedarte aquí. Sherlock me ayudará.
—Y eso significará que los tres os volveréis a marchar, ¿verdad?
La castaña observó a la menor y aunque no quisiera admitirlo, lo cierto era que una vez Enola estuviera asentada en su hogar permanentemente, Tessa regresaría a Londres para seguir con la búsqueda de su hermanastro y con la de Eudoria también.
—Enola... Tengo una vida en Londres —le dijo la castaña cuidadosamente.
—Y yo la tenía aquí con madre, pero se a ido.
Lo único que Tessa quería decirle a la menor era que se fuera con ella a Londres y que vivieran juntas mientras buscan a Eudoria, pero sabía que Mycroft no lo permitiría y, como le había dicho este mismo a la castaña, no podía hacerse cargo de Enola ya que no tenía ningún derecho sobre ella.
—Vamos, Enola. Es hora de dormir —le dijo Tessa mientras se acercaba a ella y ponía su mano en su espalda para que se moviera.
La menor, algo molesta, salió de la habitación junto a la castaña y esta la acompañó hasta su habitación. Una vez que Tessa se aseguró de que Enola estaba metida en la cama, volvió a su habitación y se metió en la cama también. La castaña sabía que Enola no permitiria que Mycroft se la llevara a la institución de Miss Harrison y, verdaderamente, Tessa tampoco quería eso para Enola. Así que decidió que mañana mismo hablaría con el mayor de los Holmes y le diría que se llevaría a la menor tanto si quería como si no. Aunque la castaña sabía que tendría consecuencias. Aún así, puede que Sherlock estuviera de acuerdo y sólo por eso, Mycroft podría llegar a aceptarlo.
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𝑌𝑂𝑈𝑁𝐺 𝐴𝑁𝐷 𝐵𝐸𝐴𝑈𝑇𝐼𝐹𝑈𝐿 | Sʜᴇʀʟᴏᴄᴋ Hᴏʟᴍᴇs
Hayran KurguTessa fue criada junto a Enola desde que eran muy pequeñas después de la muerte de su padre. Sus madres siempre habían sido muy amigas y lo hacían todo juntas, incluso educar a sus dos hijas al mismo tiempo. Cuando Tessa cumplió los catorce años de...