Capítulo 8

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Al día siguiente, Sherlock y Tessa fueron a la escuela para señoritas de Miss Harrison. En cuanto llegaron con un carruaje, el detective fue el primero en salir y le tendió su mano a la castaña para ayudarla a bajar. Tessa se lo quedó mirando por unos segundos, hasta que finalmente aceptó su mano y bajó del carruaje. Sherlock, en vez de soltarla, siguió agarrandola de la mano y observó la de ambos entrelazadas. La castaña levantó la mirada para verle a él sintiendo la conexión que poco a poco iba aumentando entre ellos dos hasta que el detective soltó a Tessa de la mano y carraspeó algo nervioso.

—¿Entramos? —le preguntó.

—Si —respondió la castaña.

Sherlock y Tessa entraron en la escuela y se dirigieron a recepción. Mientras tanto, la castaña observó el lugar con el ceño fruncido.

—Este lugar me produce escalofríos —comentó abrazándose a si misma.

—Parece agradable —dijo el detective echando un pequeño vistazo a su alrededor.

—Que lo parezca no significa que lo sea —le dijo Tessa y llegaron a recepción donde había una mujer revisando unos papeles. En cuanto se dio cuenta de su presencia, levantó la mirada y les dedicó una gran sonrisa.

—Señor Holmes. ¿A qué se debe su visita?

—La señorita Thompson y yo querríamos ver a mi hermana —respondió Sherlock.

—Oh, por supuesto... Déjenme acompañarles hasta la sala de visitas e iré a buscar de inmediato a la señora Harrison.

—Por supuesto.

—Por aquí —dijo la mujer, se levantó y les indicó hacia dónde debían dirigirse.

Mientras andaban por uno de los pasillos, Tessa siguió observando el lugar. No podía imaginarse vivir en un sitio como ese y sabía que Enola lo estaría pasando realmente mal.
Sherlock levantó la mirada para ver a la castaña y sonrió ligeramente al verla tan distraída y perdida en sus pensamientos. Siempre curvaba los labios cuando lo hacía y al detective le parecía de lo más adorable.

—Es aquí —dijo la mujer mientras se detenía delante de una puerta y la abría permitiéndoles la entrada a una pequeña sala.

—Muchas gracias —le agradeció Tessa y la mujer se fue con una sonrisa.

Sherlock y la castaña entraron en la sala y esta última se percató de la gran librería que había a parte del escritorio en medio de la sala.

—La sala es un tanto extraña para recibir visitas, ¿no crees? —le preguntó al detective ya que a pesar de que esa librería fuera impresionante quería encontrar el mínimo fallo para hacerle ver a Sherlock que ese lugar no era el indicado para Enola.

—No creí que fueras tan exigente
—le dijo el detective divertido.

—Solo cuando la situación lo requiere.

Sherlock negó con la cabeza mientras sonreía y se dirigió a la estantería. Sacó uno de los libros y contempló su cubierta.

—¿Lo recuerdas? —le preguntó a Tessa mientras le mostraba el libro y esta se acercó a él.

—¿Como olvidarlo? Era tu libro favorito —recordó la castaña con una sonrisa melancólica.

—En cambio tu lo odiabas.

—Porque los finales trágicos no me gustan.

—Los mejores libros terminan con un final trágico.

—Romeo y Julieta no cuenta —dijo Tessa rápidamente y el detective rió.

𝑌𝑂𝑈𝑁𝐺 𝐴𝑁𝐷 𝐵𝐸𝐴𝑈𝑇𝐼𝐹𝑈𝐿 | Sʜᴇʀʟᴏᴄᴋ HᴏʟᴍᴇsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora