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─¡Achú!
─Koichi, toma la medicina, por favor. ─Yasu peleaba con su amigo sobre la cama tratando de darle la cuchara con jarabe.
Suelta un quejido y mueve la cabeza bruscamente ─Sabe horrible, es como si mezclaran queso y vinagre ─Saca la lengua al recordarlo y frunce el ceño, en eso la chica aprovecha y con un rápido movimiento mete el cubiero en la boca ajena ─. ¡AHG, YASU!
─No tiene sentido lo que dices, sólo necesito que tomes la medicina y descanses, ¿Por qué se te ocurrió salir a hacer un muñeco de nieve en la madugada?, faltaste hoy a la escuela. ─Mientras lo reprendía Koichi se mantenía cabizbaja con un puchero, sus mejillas rojas por la fiebre y dos mantas enrollándolo.
Se cruzó de brazos ─Es que el primer día luego de volver de vacaciones siempre es muy aburrido, ¡Además! ─Se enderezó de golpe acercándose al rostro de su amiga ─, ¡No me dijiste que te cambiarías a mi escuela, de haberlo sabido me cuido más y así te acompañaba hoy! ─Golpeó su rostro con sus manos y se dejó caer sobre su espalda en el colchón.
Yasu mantuvo silencio observando el berrinche del chico, sonrió al recordar su conversación con el joven azabache en la mañana ─Izumi me ayudó en la escuela hoy, no te preocupes tanto. ─Miró la nieve que caía a través de la ventana con tranquilidad, las esmeraldas de él la miraron con curiosidad.
─¿izumi?, ¿Hablas de Miyamura, el del pastel? ─Ella asintió manteniendo la sonrisa ─¿Desde cuándo se llaman por el nombre? ─Se sentó nuevamente a escucharla con atención, como un pequeño cachorrito esperando su comida.
Una pequeña risa dejó sus labios ─Él comenzó, yo le seguí el juego... ─Desvió la mirada mientras sus mejillas tomaban color ─Además, a ti siempre de llamé por tu nombre de pila y no te quejaste.
─Claro, pero nosotros compartimos cuna, con Miyamura sólo compartes la edad.
Yasu amplió su sonrisa ─Bueno, nos sentamos juntos así que lo mejor sería llevarnos bien ¿no? ─Tomó un peluche que se encontraba a su lado y lo abrazó con delicadeza.
Koichi observó la expresión tan pacífica de Yasu, su ligera sonrisa y la manera en que sus ojos brillaban, su mirada se suavizó y sonrió con ternura ─Me alegra que se hayan conocido.
Se sobresaltó al oírlo ─Ah... ─Un poco de vergüenza invadió su cuerpo ─A mi también, así no tendré que soportarte las veinticuatro horas del día. ─Le dio un vistazo de reojo al burlarse, Koichi se ofendió y comenzó a reclamarle escandalosamente.
─Puedes decir todo lo que quieras, pero sé que me amas. ─Se apuntó a si mismo con el pulgar mientras sonreía con soberbia.
Sus ojos violetas se achicaron al reír viendo la escena ─Mhm, sí, tienes razón. ─Ambos se regalaron una mirada en silencio al compás de sus sonrisas.