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Sus manos seguían unidas, sus corazones palpitando y sus ojos tomando un brillo de esperanza

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Sus manos seguían unidas, sus corazones palpitando y sus ojos tomando un brillo de esperanza.

Izumi emtió un ligero sonido antes de hablar ─Hm, está bien... ─dijo en voz baja, su pequeña sonrisa disimulaba la alegría que comenzaba a tener.

─¿Yasu? ─sintió el agarre de la chica apretar y se sobresaltó, vio su expresión de susto y giró su cabeza para ver el origen de aquella tercera voz.

Una mujer adulta de cabello perfectamente ordenado y porte imponente los miraba seriamente, Yasu empezó a temblar.

─Ma-Madre... ─susurró, dándole a entender a Izumi el porqué se encontraba así, él tomó aire y se levantó, poniéndose en frente de ella.

─B-Buenas noches señora Minori ─se aclaró la garganta al ver su voz temblar ─, soy Miyamura Izumi, amigo de Ya-Minori y Shindou, lo estábamos cuidando dado que está enfermo y la estaba acompañando a casa porque ya era tarde... ─explicó, sintiendo cómo la mano de Yasu apretaba su camisa por la espalda, tragó grueso expectante a la reacción de la adulta.

Hubo un pequeño pero tenso momento de silencio, la señora suspiró y sonrió.

─Ya veo, me preocupaba que regresara sola porque Koichi no la pudiese acompañar, gracias Miyamura ─su cálida sonrisa lo desconcertó, se mantuvo en silencio ─, ¿Vives muy lejos, Miyamura?, podemos acompañarte.

Yasu dio un suave sí, él negó ─No se preocupen, vivo en esos edificios de acá atrás ─confesó, la chica se sorprendió y dejó el agarre en él, caminando hasta el costado de su madre.

─Vaya, qué coincidencia ─rió ─, mi Yasu y yo vivimos en esas casas por allá ─señaló una calle con casas frente al parque que separaba los edificios de las casas, Izumi las vio con sorpresa por igual, Yasu le sonrió ligeramente ─. De acuerdo, entonces dejo a mi Yasu en tu cuidado y el de Koichi en la escuela, gracias.

Una leve reverencia y se despidieron, la fresca brisa de la noche lo despertó de su estado de hipnosis y partió hacia su casa con un mal sabor en la boca.

Una leve reverencia y se despidieron, la fresca brisa de la noche lo despertó de su estado de hipnosis y partió hacia su casa con un mal sabor en la boca

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𝒔𝒆𝒂𝒔𝒐𝒏𝒔 || 𝙞𝙯𝙪𝙢𝙞 𝙢𝙞𝙮𝙖𝙢𝙪𝙧𝙖Donde viven las historias. Descúbrelo ahora