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— ¡Sana! — entró de golpe a su hogar, el picaporte de la puerta golpeó la pared sonoramente, la sala y cocina la recibieron, estaban vacías. — ¡Sana! — repitió el nombre de su amada, yendo hacia el dormitorio, la cama estaba destendida, como era costumbre, luego de dormir juntas no solían tender la cama hasta que se hiciera de noche y tengan que volver a arroparse en sus brazos. — ¡Sana! — fue hacia el baño, su última oportunidad, al abrir la puerta, este estaba vacío. — Sana... No, no, no, no...

Negó, su corazón corría a mil veces la hora, sus manos sudaban, todo su cuerpo temblaba.

Sana no era real, nadie debía verla, nadie excepto ella, porque ella la había creado, Sana era suya, desde el principio de todo, desde hacía meses atrás, Sana había estado con ella, todo el tiempo.

Le había escrito un libro, le había escrito poemas, la había besado y abrazado, le había hecho el amor, habían dormido juntas todas esas noches, la había enamorado y la había echo feliz.

Si no era real y solo era producto de su mente no podría irse tan fácil, no podría desaparecer así como así.

Le había hecho descubrir el amor, y nunca supo en qué punto Sana se había vuelto real, y era ella la creación de su amor.

Sana le había dado vida a Tzuyu, le había mostrado un mundo nuevo, la había enamorado, la había cambiado, su corazón había vuelto a latir con ella, le había hecho compañía aún a pesar de que Tzuyu la había ocultado, encerrado en su casa, abandonada en su soledad... Nunca se había preocupado por el como la hacía sentir, aún sabiendo que eso la ponía triste.

Y nunca le había dicho "te amo".

— Sana... ¿Dónde estás?

La buscó abajo de la mesa, de la cama, dentro de la heladera, de las gavetas de la cocina, del cajón de los cubiertos, detrás de la cortina del baño, en su armario...

— Sana, vamos... Sal.

Sana no estaba en ningún lado, porque Sana no era real.

¿La había inventado realmente?

— ¿"Ya llegué amor, no llores más corazón" ? — aventuró, a ver si con una rima podía volver, como si una rima pudiera invocarla, se sintió una idiota.

Por un momento creía que no, que los abrazos, los besos, los mimos en la cama... Su tacto no podía mentirle, por más que su mente sí.

— Sana, esto no es gracioso... Por favor, sal.

Tzuyu rogó para que aparezca, rogó para que aquella chica de sus rimas volviera.

— Vamos tengo algo importante que decirte, Sana, ¿Era lo que querías escuchar, no? ¡Sana!

Cerró sus ojos, la recordó, la imaginó en el fondo de su mente, sus risas, sus labios esponjosos, sus mejillas rubias, su cabello de sol de verano, sus besos sabor chocolate de frutilla, y sus caricias cálidas como un abrazo de luz de sol sobre su corazón.

— Sana...

La recordó con todas sus fuerzas, lágrimas surcaban sus mejillas y su corazón poco a poco parecía vaciarse de amor, quedando en seco.

— Sana...

Aquel corazón hecho de rimas, aquel amor incondicional que ella no había correspondido nunca.

— Sana... Lo siento...

Le había roto el corazón, mil veces, aquello roto en los ojitos de Sana siempre había sido eso: aquel "Te amo" que ella nunca repetir, por miedo, por ignorancia, por estupidez, por creer que podría haberlo dicho después.

Por creer que como Sana no existía no importaba, pero Sana era real, porque en su corazón era real, porque su amor si era real.

— Yo sí te amo, Sana.

Y no había un después, Sana se lo había dicho, desde el primer día, el día que lo encontrara sería el día en que lo perdería, la Sana de su propio mundo, la Sana real, la que ahora tendría que aprender... A intentar a amar de nuevo, con la que no podía permitirse cumplir con los mismos errores.

— Te amo, te amo, te amo...

No podría nunca decírselo, nunca confesar su amor, dejar que se rompieran sus ojos, desear que se terminaran sus rimas, dejarla llorar en sus brazos, y ahogar las penas con su cuerpo.

— Dios... te traté tan mal, Sana...

Sus rodillas se hicieron débiles y cayó al suelo, en aquel dormitorio que ahora estaba vacío, mirando una cama que no habían arreglado aquella mañana ninguna de las dos cuando aún eras dos, cerró sus ojos y lo intentó una vez más, intentando volver a ver aquel algo de amor incondicional que había tenido a su lado tantos, tantos meses.

— Amor...

Al abrir los ojos de nuevo, su hogar seguía tan vacío como antes, igual que meses atrás, antes de que aquella chica apareciera en su vida.

— Sana...

Tzuyu estaba sola de nuevo.

𝐑𝐇𝐘𝐌𝐈𝐍𝐆 𝐇𝐄𝐀𝐑𝐓 ─── satzuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora