"sometimes home is a person"
-Desconocido
Rubius nunca había sido del tipo de persona que le afectará la soledad, es más, estaba acostumbrado a ella, sin embargo como cualquier ser humano había momentos en los que se sentía decaído y le afectaba más y para ser específicos esa noche era uno de esos; horas antes de navidad había notado que no tenía a nadie y aunque la calidez de la chimenea posicionada en frente de él lo abrazara, nada podía quitar el frío que sentía su corazón.
Tenía amigos, unos muy buenos si era sincero, quienes lo aceptaban con cada uno de sus variados y múltiples defectos, no obstante estos tenían una familia, un hogar donde podían pasar con las personas que más amaban y no los culpaba, jamás podría hacerlo, pero estaría mintiendo si dijera que no les tiene envidia por tener a alguien con quién pasar una noche tan especial. Estaba celoso de no ser capaz de poder formar lazos afectivos con las personas como lo hacian los demas por su escasez de responsabilidad, estaba cansado de no poder estar con nadie.
Suspiro en tristeza mientras se levantaba para comer algo y poder terminar su deprimente noche, lo importante era la compañía que se daba uno mismo intentaba pensar para no hundirse tanto en su miseria. Probablemente comería un pan viejo que guardaba en la encimera, luego apagaría la chimenea (si no se le olvidaba como la última vez que casi se incendia su casa) y dormiría en su solitaria cama, una buena forma de celebrar la dulce navidad, de todas formas para él era una celebración capitalista que funcionaba solo con la intención de sacar dinero para enriquecer a las poderosas empresas aún más y..
El sonido de golpes en la puerta lo saco de sus quejumbrosos pensamientos y solo pudo pensar lo peor. ¿Quién carajos estaría tocando su puerta a pocas horas de navidad? Así era como iniciaban las películas de terror y no le apetecía ser el protagonista de una. Pero era un idiota también así que la curiosidad le ganó y fue hacia la puerta con la intención de abrirla.
- ¿Quién es?
- Adivina.
¿Quackity? Bueno, eso sí no lo esperaba. Abrió la puerta y bajo un poco la mirada para encontrar al mexicano, quien iba con una chamarra mucho más grande que él, una bufanda y su clásico gorro, todo de color azul, se preguntaba cuál sería su color favorito. Pero fuera de eso, lo que más llamo su atención era la bandeja con pavo que llevaba en sus manos.
- ¿Quackity?, ¿Qué haces aquí? Se supone que estarías en la fiesta de tu familia.
- Ah, eso.. no fue tan interesante, estaba aburrido y vine a verte.- Eso fue una mentira y Rubius lo notó, pues el menor desvío la mirada, eso lo hacía cuando le mentía, pero no sé atrevió a decirle nada, a decir verdad un poco de culpa lo inundó. De hecho la fiesta de su familia era increíble, todos estaban borrachos y ya estaban cerca de agarrarse a golpes por los terrenos de la abuela y a Quackity le fascinaba ver el caos desde lejos, pero recordar a su amigo pasando una solitaria navidad hizo que se sintiera culpable y no pudo disfrutar de ver todo arder- Bueno, ¿me vas a dejar entrar o qué?
Rápidamente se movió dejandolo entrar y lo primero que hizo fue irse al comedor a dejar la comida y a servir todo agarrando un mantel, platos y copas y aunque por lo general haría algún comentario irónico sobre lo confianzudo que era al entrar a su casa como si fuera la suya, está vez guardo silencio pues sintió un sentimiento de calidez y comodidad en su pecho en su pecho, solo se dedicó a observarlo con cariño en silencio.
Después de un rato de comer pavo con Quackity contando algunas de sus mil anécdotas y Rubius escuchando atentamente sin reprocharle por ser las mismas historias que le contaba cada vez que se juntaban, decidieron finalizar la noche en frente de la chimenea, con ambos sentado hombro con hombro, una manta arropandolos y el fuego observándolos.
- Que pinche frío está haciendo. Me gusta la nieve, pero siento como si se me congelara todo cabron.
- ..Gracias- soltó sin más y él contrario lo miro confundido y el castaño lo notó, Rubius podía ser varias cosas, pero agradecido no era una que lo representara mucho.- Se que querías estar con tu familia y aún así viniste aquí.. así que eso, no lo voy a volver a repetir.
Y aunque pensó que le iba a responder con alguna broma respecto a su sentimentalismo cómo sería natural de él, fue todo lo contrario para su sorpresa, pues pudo notar las mejillas del mexicano tornarse rojizo y su linda sonrisa asomarse para iluminar su rostro, logrando que una vez más sintiera su pecho inundarse de calidez en lo que iba de la noche. Quackity sin esperar mucho más ni dar alguna respuesta sobre lo dicho, se abalanzó sobre él y lo abrazo con cariño, el mayor correspondió sin esperar mucho y descanso su cabeza sobre la del más pequeño sintiendo calma por tener a alguien tan lindo dándole de su compañía.
Rubius quería a Quackity y tal vez en ese momento no lo diría en voz alta, pero puede ser que en un futuro deje de ser demasiado orgulloso como para admitirlo.