Culpabilizar

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Estaba en su habitación leyendo de forma relativamente tranquila, era de madrugada y estaba esperando a que su pareja llegase. Había salido a una reunión con sus amigos, mencionando que volvería tarde.

Suspiró mediante sus ojos se deslizaban por aquellas líneas conformadas por un montón de palabras y letras que deleitaban su buen gusto para la lectura mientras de fondo tenía reproduciendo el nuevo álbum de su banda favorita, el hecho de que el enfoque de la banda haya sido el jazz provocaba un enorme deleite en su sistema provocando que su voz siguiese la letra y ritmo junto al cantautor de la canción entonando aquella melodía de una forma más dulce

La paz en su ambiente no duró mucho porque al cabo de unos 3 minutos escuchó como la puerta de su hogar era estampada haciéndolo brincar suavemente por el estruendo, al parecer su novio ya había llegado y de "muy buen humor" porque apenas entró cerrando la puerta detrás de él, escuchó a su novio decir su nombre en voz alta de forma melodiosa, como si estuviese entonando una canción al igual que él hace no más de unos 2 minutos.

Estiró su brazo hacia su mesita de noche pausando el playlist que tenía en reproducción, y el ver como la sombra de su pareja cada vez se hacía más cercana era un claro indicativo de que iba en dirección a su habitación compartida.

.— ¡Kappa!~ Cariño... —. Dijo de forma dramática el muchacho de ojos gélidos mientras se acercaba a la cama donde su novio se hallaba recostado para darle un tierno abrazo notando como su novio se apartaba por puro reflejo antes de simplemente aceptar aquella muestra de afecto.

.— Hola, cielo —. Respondió de forma dócil acariciando la espalda del muchacho de cabellos celestinos como el cielo mañanero mientras inhalaba el olor a alcohol y cigarro que emanaba de su opuesto.— ¿Cómo ha ido la reunión? ¿Cómo están Seko y Skiff? —. Cuestionó con una suave sonrisa en labios antes de sentir como su novio se apartaba para comenzar a desvestirse, dispuesto a ponerse más cómodo ya que era momento de dormir de una vez. Se sonrojó de forma leve al notar como su pareja se desvestía delante suyo sin pena alguna, notando como este reía.

.— Todo de maravilla... Aunque no tienes ni idea de cuanto te extrañé —.respondió con una suave sonrisa en labios empezando a buscar la camisa color blanco que usaba de forma frecuente para dormir hasta que notó que su novio la tenía puesta con una sonrisa que demostraba que era culpable.

Se veía tan adorable luciendo su camisa que dejaba mucho a la vista, principalmente su marcada clavícula, el hecho de que tuviese la extraña (pero encantadora) manía por atar su pelo en una colita para dormir lo hacía lucir demasiado bien y si no solo hablamos de lo físico, también alabaría el hecho de que su pareja amaba tanto las velas aromatizantes que todo el ambiente estaba inundado bajo la dulce fragancia de una mezcla de canela y manzana indicando el cambio de temporada.

.— ...¿Sorpresa? —. Dijo el muchachito con una tierna sonrisa escapando de sus labios antes de reír y dejar su libro a un lado,  notando como los pómulos de su novio se sonrosaban de forma lenta ante el haber apreciado lo atractivo que era su novio. No pudo evitar reír junto al moreno y acercarse a la cama, tomando asiento sobre esta mientras comenzaba a acercarse al rostro del muchacho de cabellos color mocca notando como las mejillas de este se sonrojaban, seguido por sus ojos cerrándose suavemente para sentir como sus labios rozaban de forma delicada pero pasional.

Estaría mintiendo si negaba el hecho de que los labios de su novio no eran adictivos, era como si este cubriese sus labios con azúcar o miel antes de llegar para así tentarlo a seguir manteniendo ese romántico acto, con un dulce sabor característico que Kappa ahora le atribuía la culpa al licor que abundaba en el sistema de su pareja.

Poco a poco las cosas iban escalando de nivel, con el joven de piel canela siendo recostado sobre la amplia cama que compartía con el muchacho de cabellos color cielo, no pudo evitar soltar un suave gemido al sentir como las manos de su contrario se deslizaban por su cintura haciéndose camino por su torso hasta llegar a su pecho.

Aunque era algo que le frustraba admitir, era consciente de que su anatomía era similar a la de una mujer, actuaba delicado y cortes a lo largo de toda su vida al ser parte de su carácter y ese era otro motivo del porque lo confundían usualmente como una muchacha de pelo corto, definitivamente debía cortar su pequeña melena. Sus curvas eran uno de los motivos que más hacían que el joven de piel color marfil enloqueciese por lo delgado pero bien formado que lucía, le agradecía a las clases de ballet que tomó en su adolescencia.

Sentía como los labios de su novio se deslizaban sobre los suyos volviendo cada vez más húmedo y pasional aquel beso permitiéndose gemir de forma suave en medio de ese contacto al experimentar como la lengua de su pareja se introducía en su boca, explorando su cavidad oral. Su pareja se colocó encima de él rodeándolo con sus brazos, tomando sus mejillas suavemente con sus fuertes manos.

Forzó a su sistema a juguetear enredando uno de sus dedos en los mechones de cabello de su opuesto para poder expresar todo lo que sentía en aquel momento, no había nada mejor para ellos dos que una buena sesión de besos cada vez que Siren volvía a casa, ¿Por qué solo se menciona al ojizarco? porque Kappa no tenía permitido salir de casa fuera de su usual ruta a la universidad.

Pese a que adoraba la situación que estaban compartiendo, no se sentía de humor como para permitirse tener un encuentro sexual en aquel momento, estaba cansado y simplemente no tenía ganas de hacerlo.

.— C-Cariño —. Tartamudeó agitado de por medio en aquel beso, buscando establecer una distancia porque estaba quedándose sin aire .— Realmente n-no tengo ganas de hacerlo hoy, ya lo hicimos hace dos días... y estoy muy cansado —. Continuó mientras recuperaba su aliento sintiendo como la expresión de su pareja cambiaba de una emocionada a una seria.

.— ¿No? —. Cuestionó su contrario con un tono frío en su voz antes de levantarse de la cama mientras buscaba que ponerse para dormir con la ira recorriendo cada centímetro de su cuerpo .— Bien, pero luego no te pongas a llorar porque no quiero tener sexo contigo —. Chistó mediante tomaba una camisa negra de algodón bastante vieja y usada colocándosela notando como esta abrazaba muy bien su trabajado cuerpo.

.— Amor, no te pongas así —. Murmuró algo desanimado el muchacho de piel color canela mientras tomaba asiento nuevamente en la cama cubriendo sus manos con la manta de seda color melocotón que cubría su cama .— Simplemente no tengo ganas... —.

.— Nunca tienes ganas cuando yo quiero hacerlo, pero yo si tengo que tenerlas cuando sorprendentemente a ti te dan ganas —. Escupió molesto el ojizarco en un comentario venoso que pretendía herir a su pareja .— Todo es tu culpa, no te sorprendas si algún día ya no te busco en este aspecto y me encuentras con alguien más en esta cama—. Concluyó de forma tajante antes de entrar al baño integrado junto a su amplia habitación y estampar la puerta dejando al pequeño castaño atónito.

Un nudo se formó en su garganta con lágrimas llenando sus ojos color miel mediante analizaba lo que acababa de suceder comenzando a abrazarse a si mismo buscando abrigarse ante ese frío ambiente que se había producido, nunca se había sentido tan culpable como en aquel momento y eso le causaba impotencia.

"¿Realmente es mi culpa? Perdóname cariño por no cumplir tus expectativas"

ViolentometroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora