Parte 4

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Stiles también estaba deseando entrar en la discoteca y enfrentarse a cazadores asesinos de hombres lobo. Lo que fuera con tal de no seguir en el coche, en silencio, y arriesgándose a que Derek lo matara porque le estaba robando el oxígeno.

Sin embargo, fue entrar en el local y darse cuenta de un "pequeño" detalle que llegó en forma de jarro de agua fría.

Lo más triste de todo fue que ese detallito sin importancia era la principal razón por la que había preferido quedarse en casa aquella noche. Pero con la aparición de Derek lo había olvidado por completo.

Sí, cómo evitar que su supuesta inteligencia se fuera a la porra cada vez que aparecía el hombre lobo era una cuestión que Stiles aún necesitaba mejorar... Si algún día descubría cómo.

En consecuencia, allí estaba él: entrando por la puerta de atrás de la discoteca donde se estaba celebrando la fiesta de Fin de año. Y aunque su vestuario no desentonaba lo más mínimo con el resto de presentes, sí lo hacía el hecho de que estuviera sin pareja y con un enorme letrero en la cabeza que decía "estoy solo".

Y no ayudaba que a su lado tuviera a Derek, quien también estaba solo, pues en su caso el cartel luminoso que llevaba era el de "estoy muy bueno".

Por si quedaran dudas de esto último, en el minuto que había pasado desde que se habían colado en el local, el porcentaje de cabezas que se habían girado para comer a Derek con los ojos era tan alto que Stiles no entendía cómo no se había ahogado con tantas feromonas.

Y luego estaba él, al que ya habían pisado unos cuantos tacones de aguja porque al lado de Derek era tan insignificante que directamente había pasado a ser invisible.

- Joder. Justo esto es lo que quería evitar -gruño por lo bajo mientras seguía a Derek hasta el fondo de la sala. En concreto, tras la zona donde habían colocado varias máquinas de humo y que consideraban era la más segura para vigilar sin ser vistos.

- ¿El qué? -preguntó Derek sin mirar a Stiles, más preocupado por localizar a sus Betas.

- ¿Qué va a ser? –observó la pista de baile como si quisiera asesinar a todos los que estaban en ella-. Aquí estoy, rodeado de un montón de chicos y chicas guapas que están tan embobados con sus parejas que el resto del mundo ha dejado de existir. En serio, debería plantearse la prohibición de que en Fin de año salgan las personas que están solas. Así sería menos humillante.

- Yo también estoy solo -dijo Derek por toda explicación.

Una vez más, Stiles se preguntó cómo era posible que para ser hombre lobo de pocas palabras la mitad de las que decía fueran innecesarias y/o absurdas.

- Discúlpame, pero no es exactamente lo mismo –sacó a relucir su sarcasmo-. Tú estás aquí porque eres el Alfa de Beacon Hills y tu trabajo es proteger a los habitantes de este pueblo. Yo solo soy el ayudante que te has sacado de la manga porque no había nadie más disponible. Además...

Derek alzó una ceja en la posición de "continúa".

Sin embargo, el adolescente no estaba por la labor de continuar. No le apetecía decir en voz alta que Derek y él eran tan diferentes que ni siquiera parecían ser de la misma especie.

Aunque, técnicamente hablando, sí eran de especies distintas: un hombre lobo, Alfa para más señas con el que se había roto el molde cuando nació, y un adolescente cuyo único superpoder era el de ser invisible al resto del mundo.

"Por qué no acepté el mordisco de Peter", se preguntó Stiles por enésima vez.

Si lo hubiera hecho ahora él estaría en la situación de Scott, Isaac, Erica y Boyd, a los que por fin habían localizado en mitad de la pista de baile; totalmente ajenos al drama que se estaba cocinando en el otro extremo de la discoteca. Allí estaban los cuatro adolescentes que hacía menos de un año eran otros parias como él, pero que ahora eran el centro de todas las miradas.

Noche de Fin de Año en Beacon HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora