Parte 6

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Esta vez sí parecía que el plan iba a funcionar.

Y, sorprendentemente, sin que ninguno de los hombres lobo congregados en aquella sala descubrieran lo que estaba pasando, que en realidad también era parte del plan.

Cuando todo hubiera terminado Stiles se obligaría a no sentirse ofendido porque todos los amigos sobrenaturales que tenía, y que eran la mayoría de sus amigos en general, tuvieran su instinto tan poco desarrollado que en ningún momento se dieron cuenta de que estaban rodeados de cazadores.

En cualquier otra ocasión ese habría sido un gran motivo de preocupación, y su primer punto a discutir en la orden del día de la próxima reunión de la manada.

Pero aquella noche no era una noche corriente, sino "la noche". Y en ella cualquier adolescente, daba igual si fuera humano o medio lobo, solo podía pensar en la persona con la que estuviera bailando y riendo y bebiendo y, en general, disfrutando del momento.

Y, por supuesto, también estaba el factor de las hormonas que debían estar inundando aquella discoteca, que intuía estarían interfiriendo de lo lindo en el resto de sus sentidos superdesarrollados.

Así que, en definitiva, Stiles no estaba cabreado.

Lo cierto es que ahora mismo solo podía sentir una creciente inquietud por las muchas cosas que estaban pasando, demasiadas, y ante las que él no podía hacer otra cosa que observar todo desde una prudencial distancia.

Desde donde espiaba lo que ocurría, tras haberse asegurado de que los cazadores a su cargo seguían inconscientes, Stiles vio cómo Derek se dirigía a la zona más apartada de la discoteca. Probablemente para vigilar a sus Betas y a los cazadores que quisieran matarlos mientras se lamía las heridas, que no habían sido pocas.

Y entonces sufrió un micro infarto al ver que no era el único humano que se había percatado de que en aquella zona había un hombre lobo herido. En concreto, el adolescente vio cómo varias personas vestidas de fiesta pero también armadas se dirigían hacia donde estaba el Alfa.

Pero cuando ya se había puesto en pie para gritar a Scott que salvara a Derek, a la mierda que en ese momento su amigo estuviera besando a Allison, Stiles se encontró con un nuevo ejemplo de que Hale no era tan inútil como los demás creían.

Porque de pronto el Alfa desapareció de donde estaba, aparentemente débil e indefenso, solo para al segundo siguiente reaparecer detrás de los mismos cazadores que habían ido a por él.

Y sí, estar siendo testigo de un ejemplo tan maravilloso de cazador cazado era fantástico... aunque muy perjudicial para su corazoncito de humano perdidamente enamorado del hombre lobo que tenía esa facilidad para hacer de cebo.

Por desgracia, todo volvió a cambiar cuando, una vez Derek hubo dejado fuera de combate a los dos cazadores, un tercero apareció justo detrás de él.

Desde su escondite, teniendo la sensación de que estaba a kilómetros en lugar de solo a veinte metros de distancia, Stiles se quedó paralizado. Tanto, que ni siquiera le salió la voz para avisar a Scott, a Isaac, a cualquier otro Beta o a quien demonios fuera que quisiera escucharle, que por favor salvara a Derek.

En lugar de ello, contempló a cámara lenta cómo ese tercer cazador colocaba una pistola en la nuca de Derek y apretaba el gatillo.

Entonces todo se volvió aún más confuso.

La música estaba a todo volumen, por lo que era comprensible que no pudiera escuchar nada de lo que estaba ocurriendo en el otro extremo de la pista de baile. Ni el sonido de los golpes que Derek había dado a los cazadores, ni después el del disparo de ese asqueroso humano asesino de hombres lobo.

Noche de Fin de Año en Beacon HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora