Parte 8

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- Dos, uno... -dijo Stiles en el más leve de los susurros.

El contacto con los labios de Derek fue electrizante. Fue incluso intimidante, pues de pronto percibió un millón de detalles y existía el riesgo de que su cabeza fuera a explotar.

Porque cada uno de esos detalles era perfecto y quería prestarle la atención adecuada, pero tenía la sensación de que ni en un millón de años podría ser realmente consciente de lo maravilloso que estaba siendo todo.

El calor de los labios de Derek, a la temperatura perfecta para querer seguir besándolos durante siglos. Su textura suave y casi delicada, pero que a los pocos segundos se volvieron más firmes para que el beso adquiriera más intensidad.

Y todo ello mientras una mano de Derek seguía apretando sus dedos, negándose a perder el contacto, pero la otra subió por su pecho y luego acarició su cuello para finalmente sujetar su nuca y darle aún más intensidad al beso.

Por su parte, el gemido con el que Stiles respondió cuando profundizó el contacto de sus labios terminó de cortocircuitar a Derek. Se había imaginado aquello mismo un millón de veces y lo había soñado otro millón más, pero ni en sus más locas fantasías había sido como el de verdad.

"Por qué demonios he esperado tanto", se recriminó, acariciando los labios de Stiles con lengua y dientes. "He estado a punto de perderte otra vez", se recordó, aunque doliera, pues necesitaba ser consciente de esa verdad.

Una realidad que no podía permitirse olvidar, a riesgo de cometer los errores del pasado.

- ¿Estás bien? –preguntó Stiles, rompiendo el beso. En cualquier otra ocasión se habría dado una colleja por ser él quien se apartara de los labios de Derek Hale, pero algo había pasado-: Me ha dado la impresión de que estabas temblando.

- No, yo... -frenó en seco su excusa para abrazar al adolescente. "No más mentiras", se recordó-. Sí... –susurró en su oído sin romper el abrazo-. Estaba recordando cuando casi te matan por mi culpa.

- ¿Puedes ser un poco más específico? –preguntó Stiles, mortalmente serio. Y cuando Derek se separó lo justo para asesinarle con la mirada, le guiñó el ojo-. Eso está mejor –le dio un corto beso, ahora que el ceño fruncido del hombre lobo había desparecido-. Estoy bien, Derek. Te lo prometo –le tranquilizó-. Te tenía a mi lado...

- Pero no sirvió para... -lo interrumpió el Alfa.

- Y ese siempre va a ser el lugar más seguro de este planeta -lo interrumpió a su vez Stiles-. Sobre todo ahora que puedo hacer esto.

Sin pedir permiso, besó de nuevo los labios de Derek. Con calma. Con tiempo para ser un poco más consciente de algunos de esos detalles que lo estaban haciendo maravilloso, pues ya sabía que intentar prestar atención a todos era misión imposible.

Esta vez se centró en el tacto de la mano de Derek cuando acarició su nuca tan pronto como respondió el beso. Jamás habría imaginado que los mismos dedos de los que salían unas garras mortales podrían acariciar su piel con aquella delicadeza tan asombrosa. Como si estuviera tocando lo más preciado de su mundo.

Stiles siguió acariciando los labios de aquel ser tan increíble con los suyos propios, aunque al cabo de unos minutos tuvo que parar. Para recuperar oxígeno y porque empezaba a sentirse mareado por todo lo que estaba experimentando. De hecho, en cuanto rompió el contacto con sus labios tuvo que apoyar la frente en el pecho de Derek.

Y Derek demostró ser aún mejor de lo que ya sabía que era porque, en lugar de preguntarle por qué había dejado de besarle (al separarse de su boca tuvo claro que quería seguir), optó por enterrar los dedos en su pelo para acariciarlo. Sin decir nada. Esperando el momento en que su corazón se recuperara de tantas emociones vividas.

Noche de Fin de Año en Beacon HillsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora