30- ¿Principio de la realidad...?

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Despierto muy temprano, por la mañana y noto por el hundimiento de la cama que se acaba de levantar alguien de mi lado. Apenas abro los ojos cuando se escucha abrir la puerta y unos pequeños pies correr por la habitación y brincar sobre la cama

-Mami, mamiiii, mi hermanito se ha despertado y no me deja dormir porque está llorando mucho ¿no lo escuchaste?

-Buenos días para ti también cariño. *Dije mientras le daba un beso en la frente*

-Perdón mami, mi papi dejo un bibi para mi hermanito antes de irse y yo se lo di para que ya no llorara.

-Muchas gracias mi niña, ya eres toda una niña grande de casi 6 años.

-Hoy al fin abriremos todos los regalos, me gusta mucho que sea navidad porque los abuelos me dan muchos juguetes y es la primer navidad de mi hermanito se va a emocionar mucho cuando vea los muchos regalos que traen los abuelos. *decia la niña muy contenta*

Algo en mi se sentía distinto y no sabía lo que era, me levantaba de la cama e iba a buscar a mi hijo, por inercia le cambiaba el pañal y le quitaba las pijamas, mi niña jugaba en su habitación pero también entraba a cambiarla de ropa. Cuándo los tenía listos a los dos bajaba a la cocina a preparar el almuerzo y le daba de almorzar a mi hija para yo cambiarme, hoy es noche buena por lo que me bañaré más tarde, así preparo lo que llevaré a la cena.
Entro al baño de mi habitación para lavarme la cara y veo una nota pegada en el espejo que decía:

"Buenos días, esposa mía, tuve que salir temprano por un asunto del trabajo. Espero regresar lo más temprano posible para ayudarte con la cena y los tremendos remolinos, si no logro llegar tan temprano prepárate y ponte más guapa de lo que te ves Justo ahora. Te amo."
-La pulga mayor

El día se me había ido rapidísimo ya estaba lo que me tocaba llevar a la cena, los niños estaban bañados y bien vestidos yo también ya estaba lista, sólo terminaba de envolver unos regalos que me habían faltado, eran las 6 de la tarde y mi esposo no llegaba, mis hijos también ya estaban ansiosos de verlo. Tocaron el timbre, me acerqué a abrir y eran mis padres

- Hola cariño ¿Están listos? Fui el que salió más temprano del trabajo, así que vine por ustedes, los demás llegarán al rancho.

-Si papá, ya estamos listos.

Tome a los niños, pañales, chamarras y todo lo que ellos necesitaban y mis padres cargaron con los regalos y comida, nos subimos al auto y nos dirigimos al rancho dónde cada año celebrábamos la navidad, estaba algo lejos de casa por lo que nos íbamos temprano para que no nos tomara la noche en carretera. Al llegar ya estaban mis amigas de la universidad, una que otra ya tenía hijos igual que yo, Cami tenía una niña de la misma edad que la mía y se llevaban muy bien. Acomodamos nuestra tradicional mesa para la cena, mi papá se divertía mucho con todos los niños eran 5 contando a mi niño de tan solo 8 meses el cuál traía cargado todo el rato. Subí al segundo piso y me acerqué al balcón, mirando a la luna que ya había salido pues eran las 8 de la noche y mi esposo aún no llegaba yo creo que pensaba en voz alta porque justo sentí unos brazos rodear mi cintura y un beso en el cuello.

-Así que aquí estabas *escuche riendo, esa era una voz que yo conocia*

Volteé a verlo y me sorprendió con un gran beso en los labios, era tan posesivo que no me daban ganas de separarme para verle la cara. Cuándo los separamos lo escuché decir entre susurros

-Me encantas y más cuándo usas ese rojo que tanto me gusta...

¿Qué? ¿James?

Mi contrato perfecto, eres tú Donde viven las historias. Descúbrelo ahora