Kristen Walker
Realmente me sorprendió que no nos atraparan ayer por la noche, ya que estar rondando por los pasillos estaba prohibido para los alumnos y, a demás, lo bueno que Peeves no estuviera en ese momento, ya que ahí sí hubieramos tenido un gran problema con los profesores, y aunque a Sebastián y yo ya teniamos un pequeño historial, Astrid y Daniel tenian un registro de lo mas perfecto. No podíamos hechar a perder eso.
— ¿Por qué tan pensativa? — preguntó una voz a mi lado. Era Hanna Abott, una estudiante de la casa Hufflepuff.
— Por nada — contesté con alegría.
La verdad, es que estaba recordado lo bien que la habíamos pasado la noche anterior, los cuatro platicábamos y recorríamos los pasillos del castillo, realmente, fue una suerte que el conserje no nos atrapara, porque si no, los cuatro estuviéramos en grandes problemas.
Dejando de lado mis pensamientos, me levanté de la cama para empezar a cambiarme y poder bajar al Gran Comedor, cepille mi cabello y lo ate un una pequeña coleta y me dejé dos mechones en la cara.
Baje junto con el grupo de primer grado de la casa de Hufflepuff, íbamos hablando casi a carcajadas, no fue hasta que un chico de Gryffindor se nos acercó.
— Hola, Kristen — me saludo con una pequeña sonrisa muy amable.
— Hola, Noah — le devolví el saludo y regresé con el resto de las chicas.
— ¿Acaso no notas que le gustas? — chilló Hanna a mi lado. Yo negue con la cabeza un poco avergonzada.
— No lo creo, solo está haciendo amable — todas me miraron con una mala cara — ¡No me miren así!
Empezamos a reír hasta que llegamos al Gran Comedor, nos sentamos en los bancos donde la comida empezó a aparecer, huevos revueltos, tocino, jugo de calabaza, mermelada de calabaza, entre otras cosas. Empecé a comer lentamente, pero, con unos pocos bocados me llenaba y ya no comí nada más, iba a levantarme hasta que una voz femenina resonó atrás de mi.
— No te levantas de esa mesa hasta que te termines todo lo que hay en ese plato — la voz de Astrid sonaba muy intimidante que rápidamente me volví a sentar.
— Pero, ya no tengo hambre, Astrid.
Astrid tomo asiento al lado mío y se me quedó mirando con cara de enojo — No me importa, vas a comer y punto — contesto de mala forma — Y no me iré de aquí hasta que te termines la comida — y así no hizo. Empecé a comer de bocados pequeños y trate de sacarle plática para que se distraiga pero solo recibí un golpe en la cabeza como recompensa.
— Y tu — me miró confundida — ¿Ya tomaste algo? — su cara cambio de expresión y se volteo.
— ¿Que haré con ustedes dos? — Una tercera voz se hizo presente. Nos giramos y era Daniel — Una no come bien y la otra no toma ningún líquido.
— ¡A mí se me olvida! — se defendió, pero no sirvió de nada, ya que Daniel le extendió un vaso con jugo y le indico que se lo tomara y a mí me acercó mi plato.
— No me movere de aquí hasta que se lo acaben — las dos de mala gana aceptamos y nos terminamos todo.
Nos giramos y Daniel sonrió victorioso y lleno de orgullo.
— No se suponía que ibas a ir a ver el juego con Sebastián — comentó Astrid con desdén
— Sí, pero, Sebastián no se a llegado.
— De acuerdo — Astrid se levantó de la mesa — Voy a la biblioteca, tengo que estudiar algo, ¿vienes, Kristen? — yo acepte, nos despedimos de Daniel, (el cual se quedó a esperar a Sebastián para ir a ver el partido).
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Armadura de valentía
ActionSus vidas ya estaban selladas desde antes de que llegarán a la vida, cuatro magos muy poderosos habían escojido a cuatro almas inocentes para seguir sus pasos. Cuatro jóvenes valientes, ¿son la reencarnación de los cuatro magos fundadores? La búsq...