trece

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Luego de tener su primera vez tomaron sus turnos para darse un baño, Enid fue primero y Merlina después, se quedó viendo su celular mientras la menor estaba en el baño, al salir le sonrió a su novia muy feliz, Merlina dejó un beso sobre su frente y le recordó que estaba muy orgullosa de ella.
Mientras la mayor estaba en la ducha, enid comenzó a ordenar el cuarto, guardando la ropa limpia en su cajón y luego llevo la de Merlina a la cajonera, el cajón estaba abierto.
Frunció el ceño al ver un cuaderno, tenía escrito "Merlina Addams" en una etiqueta pegada a la tapa.
"¿Será su diario íntimo?" Pensó, sintió a ED cerca.
"¿Una mujer de veintitrés con un diario íntimo? Algo ridículo."
"Cállate, es mí ridícula."
La curiosidad pudo más que ella, espió la primera hoja de aquel cuaderno, creía que sería una agenda o algo así, pero le parecía raro que nunca había visto a Merlina usar ese cuaderno.
Sus ojos se abrieron con sorpresa y su corazón comenzó a latir más rápido.
—Descubriendo Trastorno de Identidad Disociativo... Proyecto " Enid Sinclair" —murmuró, sintió como todo su cuerpo comenzó a temblar— ¿Se puede vivir con TID?
"Que maldita..." dijo ED, enojada "Es igual a todos los demás."
Enid estaba confundida, quería encontrar alguna otra explicación, algo que no fuera lo que estaba pensando.
"¿Nos usó para un puto proyecto?" Se preguntó Enid.
"Estudia psicología, qué esperas de ella."
Comenzó a negar, sus ojitos se llenaron de lágrimas.
Tomó el cuaderno y siguió pasando las páginas.
—Mí nombre es  Merlina Addams y fui designada como compañera de cuarto de Enid Sinclair... Gracias al señor chio por arreglar nuestra convivencia... E-estoy aquí para estudiar al sujeto con Trastorno... —sollozó, limpió su rostro y continuó—... De Identidad Disociativo... Y presentar mis observaciones en el trabajo final del año... Frente a t-toda la clase...
Negaba y limpiaba sus lágrimas, sintió su corazón doler como nunca antes.
—¿M-me usó para su tarea? —preguntó en voz alta, aunque quería hablarle a ED— ¿Todo fue... para eso?
Necesitaba más respuestas, así que continuó pasando páginas y páginas, vio que había fotos de ella, un dibujo de una mano cuando Lyon las había lastimado tiempo atrás, y hasta una copia de la ficha de identidad que guardaba la escuela, allí donde estaban sus datos personales y más información muy específica, desde la dirección de sus padres, o de su escuela, hasta su diagnóstico y el contacto de su psicólogo y de su médico de cabecera.
—El profesor insiste en ganarme la confianza de Enid Sinclair... Y-y de las demás para poder indagar más profundo en su TID...
"No es igual que los demás, es peor" dijo ED.
Se adelantó casi al final.
—Enid  me ha revelado su pasado, y el por qué de la existencia de Lyon... Nidei, Bunny..E-ED y ella...
Tuvo que cerrar el cuaderno y llorar para intentar quitarse esa sensación de su pecho, ese corazón roto.
Pensó en lo linda y atenta que siempre había sido merlina, en cómo se había enamorado de ella, de su actitud tan buena, siempre había sido demasiado buena como para ser real.
Y se sintió como una tonta, como una completa idiota.
"¿Quién en su sano juicio te amaría de la forma que crees que Merlina te ama?" Pensó, había sido muy ingenua.
"Enid, debes irte" dijo ED, sentía su cuerpo mareando, sabía que su protectora iba a cambiar de lugares e iba a tomar el control.
Pero debía decirle a Merlina  lo que pensaba, ella podía defenderse sola.
Se levantó algo tambaleante, al llegar a la puerta del dormitorio, en ese preciso momento, la puerta del baño se abrió y allí estaba Merlina, con su cabello mojado y una toalla sobre sus hombros, vestida con su pijama, sonriendo tan linda como siempre.
Aunque la sonrisa de la mayor se borró al ver las lágrimas en sus mejillas y el cuaderno en sus manos.
—Creí que eras diferente —dijo Enid, su voz sonaba rasposa y dolida—. Creí que me amabas en serio... Pero solo soy un proyecto para tu clase, ¿No? Sólo soy una tarea... Todo este tiempo lo fui.
—enid, no es-
—Pero yo soy la tonta, ¿Sabes? Yo soy la tonta por confiar en ti y por enamorarme de ti, soy una completa imbécil, pero tú, merlina... Eres una persona horrible.
—No, enid, déjame explicarte —quiso tomar su rostro, pero recibió un empujón que la apartó.
—No vuelvas a acercarte a nosotras, nunca jamás —su voz grave, su rostro serio a pesar de las lágrimas.
—ED, yo no estoy haciendo ese trabajo, lo abandoné, porque no quiero aprovecharme de ustedes.
—Pero igual lo hiciste, sí te aprovechaste de nosotras —dijo, enojada—. Y te aprovechaste de Enid aún más, te tomaste todo el trabajo de enamorarla y de ser buena con ella, todo era mentira.
—¡Yo también estoy enamorada de Enid!
—¿Cómo voy a saberlo? ¿Cómo podemos confiar en ti después de esto? —alzó el cuaderno, luego negó y allí estaba Enid mirando con dolor en sus ojos—. E-es muy cruel de tu parte, Merlina... Todo lo que has hecho.
La rubia se dio media vuelta, tomó un buzo y una bufanda, y se los colocó rápidamente para salir del cuarto.
—¿A dónde vas? —tomó su mano pero la rubia la empujó una segunda vez, lejos de ella.
—A cualquier lado donde no estés tú —dijo, aún llevaba el cuaderno bajo su brazo—. No voy a permitir que nos lastimes mas de lo que ya nos han lastimado —añadió, con su voz rota, al salir de allí le dejó el mando a ED de nuevo para que las llevara lejos.
Se fue y cerró la puerta con fuerza.
merlina sentía ganas de llorar, debió haber lanzado ese cuaderno a la basura en cuanto decidió no seguir con aquel horrible proyecto.
Se colocó unas botas de invierno, se abrigó y salió del cuarto, tenía las llaves para regresar y su celular, de inmediato llamó al número de la menor, y esperó varios tonos, pero nunca atendió.
Volvió a insistir, salió del edificio de departamentos de la Universidad, bajando los pocos pisos de escaleras que tenían hasta llegar al exterior.
—Contesta, por favor... —murmuró, como si eso fuera a cambiar algo.
Sintió el frío aire del invierno y sólo pudo pensar que Enid no llevaba suficiente abrigo, la había visto salir con un simple buzo y bufanda, y las oscuras nubes en el cielo indicaban que iba a volver a nevar pronto.
Estaban a mitad del invierno, y el frío era muy pesado.
—Siempre tan estúpidamente impulsiva —dijo, y continuó buscándola, pensando a dónde podría haber ido.

ED estaba muy enojada, se alejó de la universidad lo más que pudo, llevándolas lejos.

—No trajiste abrigo suficiente, nos vamos a enfermar —masculló.

“No volveré allí…” Dijo Enid “. Ni siquiera a buscar un abrigo más, no pienso volver a verla”.

Sintió a Enid llorar, su tristeza continuaba invadiendo el cuerpo, dándole una sensación de vacío en su pecho.

Les costaba controlar los cambios cuando alguno de los Alters tenía una emoción muy fuerte, simplemente querían sacar sus sentimientos al exterior, y para eso necesitaban el cuerpo.

Se esforzó por llevarlas a un lugar que considerara seguro, pero se le hacía difícil controlar la sensación del cambio de mando, comenzaba a marearse, no pudo ir muy lejos, llegaron a un parque algo familiar, ya habían estado allí antes, era la tarde y comenzaba a oscurecer de a poco, no había mucha gente, ED se sentó en un banco para poder llorar en paz, sintiendo el mundo dar vueltas, y estando completamente solas.

Enid volvió a tener el control, y lloró un rato largo.

Cuando pudo calmarse un poco, volvió a tomar el cuaderno de merlina, y volvió a abrirlo, pasando por las páginas.

Encontró que Merlina había escrito cada encuentro que había tenido con los otros Alters, descubrió que el peluche de conejo no era un regalo, sino que era intencional para que Nidei apareciera.

Eso hizo enfurecer aún más a ED, porque ella era la cuidadora de todas, y especialmente de la pequeña.

Todo parecía revelar una traición tras otra.

Intentó aguantar el llanto mientras seguía descubriendo, página por página, todo lo que necesitaba saber, necesitaba ver por sí misma que todo el cariño, toda la relación que había tenido con Merlina, era una mentira.

—enid es muy linda —leyó, estaba al final de una de las páginas, como una nota extra, buscó del otro lado a ver si aquello seguía, pero era solo eso.

Era lo que siempre le decía, que era linda, que era hermosa.

Vio como Merlina comenzó a escribir sus encuentros en forma de anécdota, como si de verdad fuera un diario.

—A-a Lyon le gusta mucho el chocolate, compré unos cuantos para ella… Es muy tierna.

Otra nota, otra nota bonita, sin más, sin continuación, se quedaba sentada allí, temblando del frío helado del invierno, viendo unas palabras bonitas escritas en una letra bonita.

Llegó de nuevo a la página donde merlina  contaba lo que le había confesado, su máximo secreto, sus traumas y dolencias de una infancia destruida.

—enid me ha revelado su pasado, y el por qué de la existencia de Lyon, Nidei, Bunny, ED y ella… Todas nacieron por una injusticia, y no tienen la culpa de vivir algo como e-eso.

Al voltear la página vio todo tachado, con rayas hechas con la lapicera negra que había usado para escribir todo el cuaderno, tanto que no se podía distinguir nada de lo que decía.

Al final, había una nota.

—Su pasado no les incumbe a nadie… Ni siquiera a m-mi… La confianza se quedará conmigo, y esa historia también… No importa lo que el p-profesor insista con esto… Dejen a Enid y a las demás en paz…

Sintió las lágrimas en sus mejillas, estas dolían porque el frío hacia que todo doliera un poco más, temblaba de forma furiosa.

Se limpió el rostro de nuevo para ver la nota que continuaba.

—L-las amo… Más que a n-nada en el mundo —su voz se fue apagando conforme el llanto volvía a surgir.

Merlina no había hecho nada, había cambiado tanto desde el comienzo hasta el final, se notaba en todo lo que escribía, en sus palabras.

“Pero eso no quita que haya empezado a llevarse con nosotras por un trabajo de investigación, quería estudiarnos igual.”

Enid negó, no podía ser.

En la siguiente página tuvo la respuesta que tanto necesitaba.

—E-el profesor insistió tanto en mí para hacer esto… Que no pude pensar claro en qué me estaba metiendo, sabía que estaba mal desde el principio… No quiero seguir este proyecto, cambie mucho de opinión… Y-y voy a abandonar este cuaderno…

Sonrió un poco, su corazón se sintió algo mejor, se sintió algo mareada, ya no sentía frío, pero sólo sabía que Merlina no había hecho algo malo.

Ella había sido mala.

Recordaba cómo no la había dejado explicarse, le había dicho que era una persona horrible, que se alejara, que no las molestara nunca más…

Había sido cruel, lo había arruinado todo.

—E-es la única persona que no se aleja de mí… Que no me rechaza porque sí y y-yo… Yo la aleje —murmuró, sintiendo la culpa en su interior, tenía náuseas, la presión en su pecho no la dejaba respirar, vió al mundo oscurecerse, preguntándose cuando se había hecho de noche, o cuando había comenzado a nevar.

Sentía frío, mucho frío.

De pronto sólo pudo pensar en regresar con Merlina y rogarle que la perdonara, en disculparse, pero no pudo siquiera ponerse de pie.

Sus párpados se hicieron pesados y sintió su cuerpo caer sobre la banca, aún con su última mirada del mundo estaba sola, perdida, y su último pensamiento fue que Merlina no la buscaría.


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