"Creemos que todos venimos al mundo con un propósito. Al mirarme al espejo, me preguntaba ¿cuál se suponía que era el mío?"
Existen muchas maneras en las que un hombre puede llegar a sentirse afortunado, pero muy pocos se consideran realmente así. Minho era uno de los hombres más aclamados que se pudieron conocer. Dónde sea que fuera era reconocido y admirado; no solo se trataba de su belleza, sino también del atrayente carisma que poseía. Como director de cine estaba ganando una gran influencia en el mundo del espectáculo. Su trabajo siempre daba mucho de que hablar, las reseñas de sus proyectos resultaban exquisitas, también envidiables. Minho estaba llegando al éxito a una edad temprana, al menos así lo consideraban todos. Su ascendencia también era buena, su padre era de origenes vascos, un hombre que había marcado un antes y un después en el mundo del cine. Su otro papá, un hombre de orígenes asiáticos, precioso, pelirrojo y también talentoso, con una carrera musical activa. Minho estaba agradecido por sus buenos ejemplos, pero no eran los únicos con quienes estaba contento.
— Minho, tu esposo te busca —le anunció la carismática voz de su asistente, una joven recién egresada de la universidad dedicada a lo suyo—. Está subiendo.
Él verificó su maquillaje en el espejo que siempre llevaba consigo, era pequeño y podía guardarse en cualquier bolso. Podía sentir su corazón bombear mientras alcanzaba a distinguir el andar de su esposo.
— Changbin —saludó contento para darle la bienvenida, él le dedicó una mirada profunda antes de acercarse para saludar con un beso en la mejilla— ¿A que debo esta inesperada visita?
— Necesito una firma por aquí —anunció el caballero, mostrando un oficio impecable. Minho lo tomó con cautela para mirar.
— ¿Que estoy autorizando? —Indagó curioso, echando un vistazo general— ¿Un desfile para Jeongin? Que buena idea, el papel le vendría bien.
— Lo sé, pero necesitan que le des el visto bueno —mencionó, dirigiendo la diestra hasta un mechón de cabello de su esposo para acomodarlo—. Vamos, cariño, ¿puedes hacer esto por mí?
— Indiscutiblemente tu hermano es hermoso, pero creí que habíamos acordado que primero terminaría los estudios. Por otro lado, no lo he visto practicando en persona, así que en realidad yo no...
— Oh, por favor, Minho —lo interrumpió casi con desagrado— ¿crees que te pediría que firmes algo que pueda perjudicar tu nombre? —Preguntó con recelo, mirándolo a los ojos por largos segundos. Él negó con seguridad—. Es bueno en lo que hace, si no lo fuera no te pediría esto. Jamás me atrevería a poner en riesgo tu credibilidad, pero es mi hermanito y necesita de tu ayuda ahora. Está aburrido, necesita salir también. No todo es estudiar.
Minho se lo pensó un momento, su esposo acariciaba su rostro para convencerlo. Él también consideraba que el hermano menor de Changbin podría necesitar algo en que ocuparse además de la universidad, por lo que terminó aceptando, sellando el papel con su firma solo para escucharlo agradecer contento, dejando un par de besos en su mejilla.
— Dile que veré esa presentación con mucha atención.
— Eres el mejor ¡Te vemos en casa! —Se despidió Changbin con felicidad, marchandose inmediatamente.
Lee Minho consideraba qué era un hombre afortunado. Poseía un gran legado, era exitoso y también tenía un matrimonio maravilloso, con un hombre maravilloso; Seo Changbin, un importante arquitecto a cargo de una de las mejores empresas del continente. A pesar de lo jóvenes que eran cuando se casaron, seis años atrás, se encontraban encabezando las revistas y las listas de popularidad. Contrajeron nupcias cuando recién cumplían los veinte años, pero eran considerados el símbolo de la madurez, convirtiendose en el centro de halagos y reconocimiento. Minho no podía pedir nada mejor para su vida, ellos ya tenían el mundo a sus pies.
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Lo que no debimos ser (MinChan/Banginho)
Fiksi PenggemarTodos venimos al mundo con un propósito. Pero al mirarme al espejo, me preguntaba, ¿cual era el mío? - Nunca debimos conocernos, Hwang- dijo él, mirándolo con tristeza-. Estamos de esta manera porque hemos sido todo lo que no debimos ser. Es moment...