Un pueblo alejado de la muchedumbre, una lesión que lo deja fuera de la cancha por tres meses, y una chica que se convierte en su más profundo y prohibido deseo.
¿Qué podría salir mal además de que él está por casarse?
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Neyvidad con neyuli parte 3/?
Capítulo dieciocho
Entré al local un poco nerviosa, pasándome las manos contra la tela del jean para secarme el sudor. Al final había aceptado la oferta de la empresa y había accedido a tomarme unas fotos para ellos.
La paga que me ofrecían era buena y yo necesitaba trabajar cuando antes para conseguir un lugar donde vivir. Sé que al negro no le molestaba tenerme en su casa, pero a mí la convivencia ya me resultaba torturante. Cada vez que se me acercaba, que me ponía una mano encima, mi cuerpo fallaba.
Las emociones me estaban traicionando y yo ya no sabía qué inventar para mantener la distancia. Tampoco sabía si quería mantenerla, más bien me obligaba a mí misma repitiéndome que ese hombre tenía un anillo en el dedo anular que lo comprometía con otra mujer.
Pero no iba a negar que cada vez que lo veía en mi cabeza sonaba "fiera inquieta" de Pasión de Gavilanes.
Me acerqué a un mostrador blanco que había en el medio de la recepción y puse mi mejor sonrisa para hablarle a la pelirroja que estaba allí sentada.
—Buen día —Saludé—. Estoy buscando a Rosemary Silva, ¿la podría llamar por favor?
—Aguarde un momento.
Esperé de pie un par de minutos hasta que la pelirroja me pidió que subiera al piso quince. El nudo en mi estómago se hizo más grande, no estaba segura de querer hacer esas fotos, pero ahora ya estaba ahí, ya les había dado mi palabra y no podía arrepentirme.
El piso quince era más grande que el de la planta baja, ni bien se abrieron las puertas del ascensor fui recibida por una mujer morena de pelo largo color caoba. Ella me sonrió, acercándose a mí como si nos conociéramos de toda la vida. Yo me mantuve en mi lugar, sin mostrar la más mínima mueca de confianza.
Cuando no conocía a la gente me quedaba seria, analizándolos, hasta quedarme tranquila de qué si podía ser yo con ellos.
—Bienvenida, Julieta.
—Un placer... —Sonreí con los labios apretados—. ¿Cuánto tiempo dura esto?
—Tranquila, esto recién empieza.
Había ido sola, a pesar de que Gil y Jota se ofrecieron a acompañarme, y que Neymar se maldijo por no poder venir conmigo a causa de sus sesiones de fisioterapia.
Necesitaba dejar de depender de ellos cada vez que quería salir, un día no los iba a tener más y yo me iba a tener que valer por mí misma. Así que mejor iba aprendiendo a manejarme por mi cuenta en esta ciudad.
Seguí a Rosemary hasta un estudio muy parecido al que había ido con Ney la otra vez, solo que este era un poco más grande. La mujer me presentó al fotógrafo y a las modelos que había allí, y comenzó a explicarme qué tenía que hacer.
