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"Un día entró como hojarasca la realidad y la costumbre, y se acabó la inmunidad"

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"Un día entró como hojarasca la realidad y la costumbre, y se acabó la inmunidad"

—Ricardo Arjona

Capítulo veintidós

—Yo voto por ir a comer afuera.

Los cuatro miramos a Jota y asentimos, de acuerdo con él. Neymar nos preguntó qué queríamos hacer a la noche para salir de la rutina y para empezar a festejar su cumpleaños que era mañana.

Si bien había estado organizando una fiesta y su celular no dejaba de sonar con mensajes de sus invitados confirmando presencia, el negro expresó que al menos quería tener una noche tranquila con nosotros.

—Perfecto, apróntense que le voy a avisar al chofer que salimos.

Me puse de pie con pereza, estábamos los cuatro tirados en el sofá, haciendo karaoke. Al jugador le encantaba la música y decía que si no fuera futbolista hubiera sido cantante, yo sonreía y asentía, pero agradecía mentalmente que se le hubiera dado bien con la pelota.

Davi se colgó a mi espalda para que le hiciera caballito, así que fui cargándolo hasta el ascensor donde lo volví a dejar de pie en el suelo. Él fue a su habitación y yo a la mía para poder cambiarme de ropa.

Afuera hacía mucho frío por lo que opté por un pantalón de jogging gris y una sudadera del mismo color. Me calcé los championes y amarré mi cabello en un rodete simple, sin mucho esmero.

Estaba prestes a salir de la pieza, cuando mi mirada cayó sobre la tela que colgaba detrás de la puerta. Me mordí el labio, sonriendo y me acerqué lentamente para mirarla de cerca.

Anteayer había venido una modista a tomarnos las medidas a cada uno de nosotros para preparar las prendas que usaríamos mañana. A mí me habían hecho un vestido negro, largo, con un tajo en la pierna izquierda, sin espalda y con mucho brillo. Estaba totalmente ilusionada con ponérmelo, pero tendría que esperar hasta el día siguiente.

Me cercioré de tener todo guardado en la mochila, el celular y la billetera como elementos esenciales, y salí del cuarto cuando vi que no me faltaba nada.

Los tres mosqueteros estaban prontos cuando salí del ascensor, solo faltaba el rubio, que no tardó casi nada en llegar. Neymar le avisó a Mónica que no íbamos a estar para la cena así no se molestaba en preparar comida, y nos fuimos de allí, dirigiéndonos hacia el estacionamiento.

Me senté entremedio de Jota y Gil, ganándome una mirada desaprobatoria por parte del negro, pero lo ignoré. No podía estar cerca de él porque siempre se las ingeniaba para terminar con una mano bajo mi ropa, y no eran apropiadas ese tipo de escenas frente a Davi. Además, tenía que aprender a controlarse.

Fuimos a un restaurante elegante que quedaba a pocos kilómetros de casa. No habíamos hecho reserva porque fue un plan medio a las apuradas, pero logramos conseguir mesa gracias a las influencias del negro.

𝗜𝗻 𝘆𝗼𝘂𝗿 𝘄𝗲𝗱𝗱𝗶𝗻𝗴 𝗱𝗮𝘆 | 𝗡𝗲𝘆𝗺𝗮𝗿 𝗝𝗿Donde viven las historias. Descúbrelo ahora