Un pueblo alejado de la muchedumbre, una lesión que lo deja fuera de la cancha por tres meses, y una chica que se convierte en su más profundo y prohibido deseo.
¿Qué podría salir mal además de que él está por casarse?
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MARATÓN NEYULI 4/?
Capítulo veintinueve
— ¿Qué le pasa al boludo este que mueve las manos como si estuviera bailando flamenco? —Murmuré, mirando a Neymar.
—Parece que está espantando mosquitos —Dijo Marcos, frunciendo el ceño, confundido.
El negro no se había movido de nuestro lado en toda la noche, pero sin acercarse demasiado. Simplemente daba vueltas, metiéndose entre Marcos y yo, moviendo las manos como si fuesen las hélices de un helicóptero.
Me llevé el vaso a la boca, sin apartar la mirada del brasileño. No había tomado mucho, ya eran casi las cuatro de la mañana y los pies me dolían por haber bailado tanto, evadí al jugador y tiré a Marcos de la remera para llevarlo hacia la pista.
Jota y Gil se encontraban allí, bailando con dos rubias preciosas, que rápidamente nos integraron cuando nos vieron llegar. No eran amigas nuestras, ni siquiera las conocíamos, pero no se habían despegado del grupo desde que pegaron onda con el dúo brasileño.
Salió el sol de Don Omar comenzó a sonar por los parlantes, haciendo que los seis gritáramos eufóricos. Era esta clase de canciones que a mí me gustaba bailar, no las aburridas que pasaban en los otros boliches. Además, esta era mi canción personal, con Valentina jugábamos a que la habían escrito para mí.
—Salió el sooool —Canté a los gritos, alargando la o—. Cuerpo bronceado y sus amigas buscaban acción...
Las chicas comenzaron a agitar el ambiente, moviéndose de un lado a otro, al igual que Gilmar y Joclécio. Marcos, sin embargo, se había quedado distante, bailando solo en su lugar.
Me acerqué a él, con el ceño fruncido, fingiendo estar ofendida.
— ¿Por qué no bailas conmigo?
—Amiga, te tengo un re aprecio —Me dijo entre risas—. Pero tengo la leve sospecha de que si me acerco a vos me voy de acá con dos dientes menos, y no gracias, valoro mucho mi sonrisa.
Iba a responderle, pero las rubias tiraron de mí para seguir bailando.
—Ella baila hasta sola —Gritó Camila, señalándome porque llegaba la mejor parte—. Como grande mueve la cola.
— ¡Y pela! —Chillé.
Sentí un par de manos en mi cadera, moviendo mi cuerpo al ritmo de la canción, pero balanceándolo levemente hacia los lados. Volteé un poco mi rostro para poder ver quién era el confianzudo que se me había acercado así, dándome de cara con Neymar.
Apoyó su pecho a mi espalda, bajando conmigo hasta el piso, y dejando su mentón pegado a mi oído.
—Y yo quiero saber cómo es que baila la Julieta —Cantó—. Julieta baila sexy con la mano en la cabeza.
