SDITD | ❝Dame razones por las cuales deberíamos estar completos❞
Wednesday decía que nunca se iba enamorar; que iba a vivir su vida en completa soledad.
Pero el destino hace planes, y en ellos está una vampiresa de nombre Eternity.
-Ella vi...
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╭══════•>✾<•══════╮ SUEÑOS ╰══════•>✾<•══════╯
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Las llamas la rodean. Se siente sofocada por la adrenalina y por el humo que hay en la casa; su casa.
La cocina donde un montón de recuerdos le trae, se desmorona poco a poco. Convirtiéndose en cenizas por el atroz fuego.
Trata de decir sus nombres; trata de gritar. Pero ningún sonido sale de su boca.
Gruesas lagrimas salen de sus ojos verdes cuando ve como el fuego toma camino hacia la habitación de un infante. Grita. Vuelve a gritar y obtiene el mismo resultado: Silencio en medio del caos.
Quiere desplazarse por la estancia. Correr hacia donde escucha el llanto y los gritos. Pero no se puede mover.
Se siente chiquita por las llamas que la rodeada y siente que el aire no llega a sus pulmones.
Ya basta. Se dice mientras ve como la casa se derrumba con ella dentro.
Para cuando ella abre los ojos, un montón de cuerpos están a sus pies. Sangre recorre su cuerpo y puede sentir como la misma sustancia rojiza esta en su ropa haciendo que se pegue a su piel.
Un espejo está al frente suyo mostrando todo el acto sangriento. Deja de mirar la escena para centrarse en ella misma, y lo que ve la vuelve a aterrar.
Es ella. Con la misma ropa, con el mismo tono de piel, con el mismo color de cabello. Pero son los ojos y el gesto que hace con la boca que es diferente.
El reflejo muestra como su mirada ya no es verdosa, sino que sus ojos han tomado un brillo que advertía peligro a cualquier ente viviente.
Eternity se ahogó cuando se perdió en el color fosforescente de la mirada de su reflejo. Era un color celeste casi blanco que te atrapaba y te hacia estremecer por la intensidad de la mirada.
Su boca se encontraba cubierta de sangre. Lo aterrador era que sonreía de una forma perturbadora que te helaba la piel. Su sonrisa era tan amplia que sus colmillos bañados en sangre se notaban.
Eternity soltó un jadeo cuando su otra yo traspasó el espejo con rapidez hasta que se situó delante de ella.
—Hay ira en ti—susurró su otra yo tan frívolamente que estuvo a punto de retroceder—. Aun lo hay.
—Ya basta—soltó cuando sintió que la mano helada y manchada de sangre de su otra yo se posicionaba en su mejilla.
—¿A qué le temes?—cuestiona con diversión su alter ego, aunque inmediatamente después su sonrisa se borra y murmura con voz hostil lo siguiente: —No puedes temer a nada cuando hemos estado muertas por tanto tiempo.
Una corriente de adrenalina se disparó en Eternity. Sintió el latir de su corazón apresurado. Quería alejarse de ella misma. Ya no quería sentir su toque.
Se estaba desesperando.
—¡Eternity!
Tomó una gran bocanada de aire mientras su espalda se alejaba de su cómoda cama.
—Tranquila—le susurraban, pero sus oídos no podían reconocer aquella voz. Todavía podía escuchar el retumbar de su corazón dentro de ella—. Solo fue un sueño.
Estaba empapada de sudor y con una respiración errática.
Cuando por fin pudo regular sus latidos, se volteó para ver quien era la persona que la calmaba.
—Lioel...
—Estoy aquí—soltó cauteloso.
La vampiresa se levantó con la ayuda del pelinegro.
—Me daré una ducha—avisó confusa.
Lioel se quedó en la habitación mientras ella luchaba contra sí para no descontrolarse. Una lucha interna que la desgastaba tanto física como mentalmente.
Dejó que el agua fría empapara y calmara los temblores que presentaba su cuerpo.
No quería descontrolarse. No quería pasar nuevamente por el proceso que conllevaba traer de vuelta su cordura.
Alrededor de media hora salió de la ducha. Se encontraba mucho mejor, pero estaba cansada.
Lioel la seguía esperando cuando regresó nuevamente a su cuarto. Ella no quería hablar del tema, pero su mejor amigo estaba preocupado por ella.
—Hace tiempo que no tenías esos sueños.
Eternity soltó un suspiro—Lo sé.
—Traté de despertarte, pero no lo hacías—aquello llamó la atención de la castaña—. Estabas sollozando y decías que parara.
La vampiresa no dijo nada. Se limito a quitarse nuevamente la ropa sucia y ponerse el uniforme de la academia. Lioel se encontraba de espaldas para darle privacidad, después de todo no era la primera vez que se cambiaban de ropa frente al otro.
—¿Estas bien?—cuestionó el rizado sin poderse guardar esa pregunta.
Eternity puso su mochila sobre su hombro, recogió sus lentes de sol y respondió con falsedad:
—Lo estoy.
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