T3 cap 1

1K 111 9
                                    

*Belen McCall*

me desperté y mis ojos ardían, anoche me dormí llorando pero al parecer mis ojos empezaban a acostumbrarse a llorar cada noche, no e dejado de hacerlo desde que me alejaron de mi pueblo

me puse de pie y me mire en el espejo de mi nuevo cuarto, todo lo que había en él era mío pero jamas lo sentiría como tal, era un asco todo esto, la Belen del espejo no era ni una pizca de la Belly de beacon hills.

abrí el armario y de entre todos los vestidos y ropas alegres me puse un pantalón holgado color gris y una camiseta negra oversize, de todas formas estaría en la casa de matthew todo el dia, era su casa no la mia, jamas seria mia

cuando llegué aquí el primer dia fue incómodo pero agradable, matthew me mostró la casa y mi habitación que estaba totalmente amoblada, ese dia llegue por la mañana, el desayuno habría sido agradable si él no hubiera estado en el celular todo el tiempo recibiendo llamadas del trabajo

pase los primeros dos días enviando mensajes a mis amigos de beacon hills, recuerdo que incluso llegue a mensajearme con derek para que me dijera si veía que andy estaba bien ya que andy se negaba a decirme algo más que no fuera "no te preocupes por nosotros", después de esos dos días matthew me quito el celular y la computadora, me los pasaba quince minutos al dia, eso la primera semana que estuve aqui, despues de eso ya no he visto esos aparatos por aquí, no sabía cómo habían estado todos en casa, extrañaba tanto a scott, a stiles, a andy y a mamá

me meti al baño para cepillar mi cabello, cepillar mis dientes y hacer mi rutina de aseo

Cuando bajé al primer piso vi a Matthew pasando de un lado a otro con el teléfono pegado a la mejilla, me dirigí a la cocina para prepararme unos huevos revueltos, hoy era sabado asi que no tenía que ir a esa infernal escuela.

me dolía la cabeza y no era solo por llorar toda la noche, si no que por la ventana se escuchaba como los autos pasaban seguido y a pesar de que la casa era separada por un jardín de la casa de la señora luisa se escuchaban los gritos que le daba a su hija de diecinueve años que estaba en su etapa fiestera y se negaba a bajarle el volumen a su música

—¡Te dije que dejaras esos papeles en la mesa, Jorge!.- le gritó matthew a su compañero de trabajo.- es que nada puedes hacer bien

vi de reojo que colgó la llamada y se dirigía a mi, algo que detestaba de matthew era que jamás se quitaba esa estupida identificación del cuello, adoraba presumir sobre su trabajo y era ridículo porque cada vez que conocía a alguien nuevo decía "no es por presumir pero trabajo en el fbi" una estupidez totalmente ridícula

—¿que te pusiste?.- dijo cuando llego a mi lado, tomo un vaso y le echo agua. bebió todo el contenido en un par de segundos

—ropa.- dije cortante, realmente no quería volver a pelear con el

—te compre bastante ropa para que dejes de vestir como vagabunda Belen

—y ser vagabunda empieza a parecer mejor opción que vivir contigo.- murmure pero al parecer no tan bajo, él me había escuchado

—tu madre al parecer tenía tantos problemas con sus deudas que se despreocupo de su hija que se viste como hombre.- apague el fuego, y puse la cuchara con la que cocinaba en la mesa

—pero ella se quedo.- susurre

—¿dijiste algo? te dije apenas ayer que debes hablar alto, odio que hables en susurros

—dije que al menos ella se quedo.- dije con la voz más fuerte que encontre, que se joda la vecina lucía, este era mi momento de gritar.- llevo viviendo contigo un par de meses y ya te crees con el derecho de juzgar la crianza que me dio mamá, te digo que el señor stilinski fue un mejor papá para mi que tu, que eres mi verdadero papá

SeleneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora