Capítulo 28

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Leticia sintió que un temor se apoderó de ella. Sobre todo, porque Fernando, el hombre al que creía conocer, en realidad era un desconocido. En cuestión de poco tiempo había descubierto que no lo conocía, que era un misterio, un hombre que ocultaba una personalidad irreconocible. El miedo a que Fernando quisiera quitarle al bebé la comenzó a atormentar cada vez más. Fernando era capaz de lo que sea por sus intereses. O tal vez era una buena forma de vengarse de ella, por tener Conceptos en sus manos, o una forma de chantajearla para que les devolviera la empresa. Miles de ideas cruzaban por su cabeza en ese momento, se puso extremadamente nerviosa. Julieta también estaba nerviosa, no sabía qué hacer y tartamudeaba mucho.

F: ¿Qué le pasa doña Julieta? ¿Está bien? (Preguntó Fernando extrañado al verla tan rara).

J: Ssi... si don Fernando, es solo que... bueno, me preocupa que Erasmo salga y lo vea aquí...

F: Es que acaso, ¿él ya sabe la verdad?

J: Pues, algo así... Pero...

F: Con más razón tengo que hablar con él. Tengo que explicarle....

J: No es el momento don Fernando, mire, hágame caso, por favor se lo pido. En cuanto haya oportunidad podrá aclarar todos los malentendidos. Tenga un poco más de paciencia.

F: Está bien (contestó Fernando resignado), está bien doña Julieta, no la voy a poner en una situación difícil a usted. Pero por favor dígale a Lety que vine a buscarla, que tenemos mucho de qué hablar.

Leticia se dio la vuelta y caminó muy rápido, hasta doblar en la esquina y perderse de la vista, pero no era suficiente, tenía que esconderse, pues Fernando aún podía verla. Se dirigió a otra de las calles y desde ahí trataba de espiar a Fernando.

Fernando se despidió de Julieta, entró a su auto y se fue. Leticia pudo verlo desde lejos, alejarse y perderse en las calles transitadas, y entonces caminó hacia su casa, encontrándose con su mamá en la entrada, aún nerviosa.

L: Mamá, ¿qué te dijo?

J: Ay Lety, estos sustos me van a matar. Me puse muy nerviosa, ahora te entiendo cómo te pusiste cuando lo viste. Mira vamos a entrar a la casa y adentro hablamos, no vaya a ser que se le ocurra regresar.

Las dos entraron a la casa, aún nerviosas.

Las dos entraron a la casa, aún nerviosas

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Fernando bajó de su auto. Se sentía triste, aunque también esperanzado. Subió al área administrativa y no se encontró con las secretarias, pues era la hora de la comida. Solo se encontró con Tomás, que iba de salida.

T: Fernando, c... ¿cómo estás? (Preguntó nervioso).

F: Más o menos. Veo que hoy todos están nerviosos cuando me ven.

T: Perdón, es solo que... bueno....

F: Ya se, Lety regresó.

T: ¿U... usted ya lo sabe?

La fea más bella "Recuerdos de amor"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora