Capítulo I

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Capítulo I - Backstage

Lucy

Ocho meses antes:)

¡No, No! Gritaba despavorida, sintiendo el rasgar de mi garganta con cada segundo que pasaba sin poder zafarme. Mis pedidos de ayuda causaban el subir y bajar sin cesar de mi pecho entre bocanadas de aire desesperadas.¡Eso no! Haré lo que quieran, pero eso no, por favor.

Sollozaba, mientras que mi mente se nublaba cada vez más.

― ¡Lucy! Te he estado buscando por todo el camerino. Sales en cinco.― me informó la directora del desfile. Habló apresuradamente desde el umbral de la puerta, sin siquiera levantar la vista de su lista.

Y tan rápido como vino, se fue.

Mi rostro estaba siendo iluminado por los múltiples focos de luz blanca por todo el borde del marco en el espejo. Me obligué a borrar el escenario que no abandonaba mi cabeza y enfocarme en lo que ocurría esa noche.

Se reflejaban mis nervios en el apresurado latir de mi corazón, junto al movimiento sin cesar de mi pierna derecha, en un constante ritmo de arriba a abajo.

Había sacudido mi cabeza y dado un trago al agua mineral que tenía más cerca antes de centrar mi atención nuevamente en mi reflejo frente al tocador. Daylight de Harry Styles sonaba a través de los parlantes del camerino. Verifiqué una vez más mi cabello peinado en un batido desde la parte superior, mientras que las puntas se recogían apuntando hacia arriba sobre mis hombros.

El azul de mis ojos contrastaba con la sombra violeta sobre mis párpados, con ligeros toques de brillos en la zona del lagrimal. Le dí un último retoque a mis labios con tinta roja. Ya no había tanto bullicio a mi alrededor, desde que esta se acumulaba en el exterior. Incluso, el camerino estaba vacío, al ser yo la modelo en cerrar este desfile, todas las demás ya habían salido.

Dirigí mi palma derecha hacia mi frente, notando una leve capa de sudor cubriendo esta, la cual me apresuré en limpiar con delicadeza.

Malditos recuerdos vívidos.

Forcé y practiqué mi sonrisa frente al espejo, convenciendome que la memoria asociativa no me afectaría más. O eso quería creer.

Una gran bocanada de aire se escapó de mis labios, en lo que reunía fuerzas y me levantaba del asiento. Con las manos temblorosas, alisé el traje que llevaba y salí hacia el pasillo para dirigirme al escenario.

Al instante, tres encargados del evento se me acercaron, indicándome hacia dónde debía dirigirme. Con cada paso que daba, me aturdía más y un zumbido comenzaba a formarse en mis oídos, paralelamente que escuchaba más el alboroto desde el otro punto del establecimiento.

Modelos preciosas comenzaron a cruzarse conmigo durante el camino. Siendo esta una producción distinta a todas en las que había trabajado anteriormente, al momento que la buena vibra abundaba en el lugar, acompañado del compañerismo y admiración sana entre todas. Lo cual, no era común en el mundo del modelaje.

Cada una de las muchachas apoyándose las unas con las otras, y resaltando por características únicas. La competencia siendo nula, al haber declarado sin necesidad de palabras, que no se trataba de compararse, sino de apoyarse.

Pelirrojas, castañas, pelinegras, de distintas partes del mundo y con diversas tallas, todas igual de brillantes por sus características únicas, al igual que todas con una sonrisa de oreja a oreja.

Una de las que ya había salido, al pasar por mi lado me había mandado un beso volado, junto a un suerte articulado únicamente con los labios, ensanchando mi emoción.

MENTIRAS BLANCASDonde viven las historias. Descúbrelo ahora