P R O L O G O

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— ¡Nos vamos!

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— ¡Nos vamos!

Cargo la gran cesta de pescado, junto a su equipo de volar para Chimuelo, vestido con su arnés para protegerse en caso de que falle algo.

Dejaría Berk, estaba decidido.

Casi, pero no podía matar a ese dragón mañana; y no podría mostrarles Chimuelo al resto del pueblo, lo matarían.

En caso de que posiblemente intente mostrar la verdad de los dragones, que son criaturas inteligentes, amables y muy leales. No lo escucharían y sería desterrado de Berk por hacerse amigo del enemigo jurado de los vikingos por más de 300 años.

No tenía otra opción, se tendría que ir.

Además, no es como si lo fueran a extrañar. Posiblemente su padre, pero después lo odie por irse, talvez Bocón, pero él está lo suficientemente ocupado como para preocuparse por su escuálido aprendiz.

Los demás chicos ni le miraban antes, si no fuera por el entrenamiento de dragones, pero solo por eso paso de ser el hijo del jefe, a al menos ser Hipo.

—Hola amigo— reacciono de su espiral cuando Chimuelo salto desde una pequeña cueva donde dormía a recibirlo.

Él era su mejor amigo, su único amigo, y podría dar lo que sea para protegerlo... incluso traicionar a su pueblo.

— ¿Qué te parecen unas vacaciones? — pregunto rascando sus escamas, sabía que le gustaban esos mimos a su gran amigo dragón.

Chimuelo trino de emoción como siempre cuando se preparaba para volar.

Le dio la cesta de pescados asegurándose de guardar un poco en otra bolsa para él, no quería volver a probar el pescado con baba de dragón por mucho tiempo (nunca quería volver a probarlo).

Mientras ajustaba la aleta casi listo para volar, Chimuelo se levantó de golpe entrecerrado los ojos y buscando algo (o alguien) en el bosque.

Todo estaba tranquilo, sin embargo, el sonido de las hojas y ramas lejanas, años donde los demás se acercaban en silencio (o eso creían) para poder burlarse de él fueron suficientes para saber que alguien se escabullía y se aceraba a la cala.

—Vámonos de prisa amigo— murmuro reviso rápidamente su equipo y subió a la espalda de su compañero.

Las alas de Chimuelo se extendieron en todo su esplendor, el crujido de las hojas y ramas secas se hacía más próximo.

Y en un fuerte golpe Chimuelo empezó a volar, el presiono el pedal de la cola y ambos se zambulleron en los cielos abiertos.

Escucho su nombre a lo lejos, reconocería la voz incluso a millas de distancia... Astrid.

La voz desesperada y rota de la joven guerrera lo hizo dudar de nuevo en su decisión. Pero ahora debía hacerlo por Chimuelo.

—Vámonos lejos amigo, muy lejos— le dijo al dragón que trino con alegría y presiono de nuevo el pedal para modificar la cola aumentando velocidad.

El cielo se extendía cada vez más, mostrando el páramo de posibilidades que tendría ahora.

Eran solo él, Chimuelo y el cielo abierto sobre nuevas tierras que pedían ser descubiertas.

Y por primera vez en años se sintió libre.


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Tamos vivos¿ JAJAJAJ

Buenooo vamo a ver como va el apoyo y de eso depende si continuamos

Me estoy arriesgando por un fandom que creo que esta medio inactivo¿ Sip pero quien no arriesga no gana JJAJAJAJ

Libre | Como entrenar a tu dragón AU | PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora