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— ¿Qué tal esa isla amigo? — pregunto de nuevo, el dragón planeando sobre el inmenso mar solo hizo un gruñido de disconformidad y siguió planeando mirando hacia las pequeñas motas que eran las islas nuevas, esperando ser exploradas —. Está bien, señor perfeccionista.

Habían pasado casi todo el día volando sobre millones de islas, algunas con más vegetación que otras, varias parecían un buen lugar para abastecerse o armar un campamento, asi podían pasar esa noche y volver a tomar vuelo buscando su nueva isla definitiva.

Pero al parecer ninguna isla era del agrado de su compañero y bueno, confiaba en el juicio del dragón más que nada.

—Paremos en la siguiente isla, también necesitamos descansar Chimuelo, casi se va todo el sol— recibió un pequeño golpe con una de sus orejas en su brazo recibiendo ese mensaje; Chimuelo no descansaría hasta encontrar una isla segura para los dos.

—Sabes que igual exploraremos las otras islas, ¿no, amigo? — recibió un rugido leve volviendo su vista al océano. Pero algo había llamado su atención por la forma en que reducía la velocidad.

Una pequeña isla que parecía lo suficientemente decente para un campamento tenía grandes bosques, un riachuelo (descifrando la línea azul que veía desde el cielo), con una buena orilla para que Chimuelo pueda ir al mar a jugar y el pueda pasar la noche.

—Sera un buen hogar temporal, ¿verdad amigo? — pregunto sonriendo, las piernas estaban adoloridas y todo el cuerpo entumecido por el larguísimo vuelo, ni quería imaginar lo cansado que debería de estar Chimuelo.

El dragón gorgojeo y descendió hasta parar en la orilla de la isla.

Hipo bajo listo para tocar tierra, se estiro un poco y sus huesos crujieron en protesta por el viaje. Chimuelo hizo lo mismo estirándose a más no poder, sacudiéndose y saltando directamente al mar.

Él se dedicó a formar una pequeña fogata (encendida por un rayo suave de plasma de Chimuelo) y así calentarse del frio. De vez en cuando riendo de las travesuras de su dragón chapoteando en el mar.

Tomo una cesta y saco algo de pescado empezando a cocinar para él y dejando otros para Chimuelo.

No escucho ningún ruido extraño por el bosque y Chimuelo parecía no oler a ningún otro dragón potencialmente peligroso, además de los terrores que volaron del bosque.

Todo parecía ir bien ahora.

Incluso con el pequeño terror volador que empezó a robarles un poco de pescado.

Para dormir se acomodó en el suelo sacando algunas pieles para poner debajo y cubrirse con otras. Chimuelo hizo un pequeño anillo de fuego y se acurruco cerrando sus ojos verdes cayendo profundamente dormido.

Decidió no quitarle el equipo de vuelo en caso que tengan que salir de emergencia.

Sorprendentemente a la intemperie, tendido en el duelo con algunas pieles encima, un dragón a su lado, cenando únicamente pescado y un terror que se acomodó cerca de él.

Libre | Como entrenar a tu dragón AU | PausadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora