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Desde que Mingyu puso un pie en Estados Unidos, sintió que debía ser alguien libre, no atarse a nadie por el miedo a ser engañado una vez más. Gyu juró que jamás tendría una relación seria con nadie, ya no se enamoraría. Vivía en Los Ángeles donde estudiaba y tenía una vida solitaria pero estaba cómodo, su hermano y su mamá le llamaban de vez en cuando. 

A veces su mamá le pedía que volviera a Corea, pero él no quería hacerlo, si fuera por él, jamás volvería. Pero la vida tenía otros planos para él que lo obligaron a regresar. Justo un día antes de iniciar un nuevo semestre en la universidad, Kai le llamó.

- Mamá está empeorando – Desde que Mingyu era más joven a ella se le había diagnosticado una rara enfermedad del corazón, al principio la medicina parecía controlarlo muy bien, pero hubo momentos en los cuales empeoraba y este era uno de ellos. – Quizá lo mejor es que regreses, porque si no es así... - Kai suspiró al teléfono, evitando las palabras en las que había pensado. - Ella quiere verte, Mingyu, necesita de ti. – Cuando su hermano le hablaba a Gyu, él sabía que no era una petición, sino una orden.

- Está bien, entonces, ¿cuándo regreso? – Mingyu estaba resignado, no le veía caso a tratar de discutir con su hermano. Él tenía miedo de volver, no quería ver a su padre, no quería estar con su hermano, pero no podía hacerle eso a su madre, ¿o sí?

- Veré en qué universidad te puedes acomodar, ¿está bien? No quiero que dejes los estudios, te daré opciones y en cuanto elijas tendrás que volver. – Afirmó Kai, se sentía victorioso porque sabía que Mingyu estaba convencido de volver después de todo.

Esa noche Gyu se fue adormir derrotado y cansado de todo,  apesar de que la escuela aún no comenzaba. Y todavía tuvo este sueño raroen el cual estaba bailando en club nocturno cuando a lo lejos algo brillante lo enfocó, eran unos ojos grises. Parece que estaban destinados, Mingyu creyó que había bebido tanto que no podía ver bien a la persona que estaba detrás de aquellos orbes color plata.

Ocurrió lo que ha hecho Gyu cientos de veces, llevó al chico al baño trasero donde le voló la mente con una mamada probando la deliciosa semilla del desconocido del cual no pudo ver su cara. Cuando su alarma lo despertó, le dio mucha risa, acababa de tener un sueño como los que no había tenido en mucho tiempo.

Mingyu continuó con su vida, incluso le contó el sueño a Mark y Johnny que eran sus mejores amigos en la escuela. También les reveló la noticia de su regreso a Corea, la primera semana de clases fue aburrida y típica; Gyu fue a una fiesta el viernes por la noche y se acostó con una chica a la que acababa de conocer antes de regresarse a su dormitorio, porque sí, ahora él no dormía con absolutamente nadie ni por error.

Y entonces esos ojos grises aparecieron otra vez en sus sueños, esta vez él estaba en una biblioteca que definitivamente no conocía, pero pensó en buscar un libro cualquiera cuando se detuvo a verlo. Aún parecía solo una sombra con ojos grises y esta vez Mingyu estaba asustado. Sintió que entonces su sueño anterior había sido algún tipo de película de terror porno.

Estaba a punto de alejarse cuando la sombra de ojos grises se acercó a él y sin pensarlo lo besó y comenzó a tocarlo, lo único que Mingyu pudo hacer fue corresponder, ¡qué va! Estaba soñando y cualquier cosa sería buena, supuso.

Esta vez la sombra fue quien decidió arrodillarse frente a él y complacerlo con su boca, Mingyu creyó que no lo necesitaba porque acaba de correrse con sexo real. Pero para su sorpresa despertó con sus calzoncillos arruinados debido a que se había vuelto a venir en ellos gracias a ese extraño sueño húmedo.

Más tarde, Gyu recibió información de Kai acerca de las escuelas a las cuales podría entrar. A Mingyu sinceramente no le importaba, volver a Corea era volver a Seúl, volver a Seúl era estar cerca del maldito mentiroso de Siwon, así que no tenía caso elegir. Literalmente lo hizo al azar y le informó a su hermano de la escuela a la cual supuestamente quería entrar.

Ojos de EsmeraldaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora