III

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—Este fic tiene clasificación R18 por una razón—

So call out my name, baby, when I kiss you so gently~

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Los labios secos se posaron en la unión de sus rodillas, provocando una sensación de hormigueo ante el toque. Retirándose, Viktor los lamió antes de descender para el segundo beso y la sensación cambió a algo suave, ligeramente húmedo que se deslizaba sobre la piel sensible.

Sus dedos se movieron bajo la tela del vestido, masajeando la carne de los muslos mientras sus labios continuaron adorándola con besos lentos, jugueteando en el límite de la castidad y lo erótico.

Hermione se obligó a no cerrar los ojos para apreciar la vista del hombre moreno inclinado entre sus piernas.

Viktor abandonó el masaje de sus muslos, bajando las manos hasta las pantorrillas para tirar de sus piernas y pies fuera de su regazo, guiándolos por fuera de sus caderas; la acción le brindó más espacio que no dudó en ocupar.

Despegó los labios de la piel suave de sus muslos y movió su boca hasta su estómago vestido. Dejó un beso sobre la tela, mordisqueando ligeramente el lugar y logrando que ella se mordiera el labio ante eso.

Todo su cuerpo se inclinó hacia ella, sus piernas se separaron por inercia para dejarle espacio a su contextura ancha, los pies desnudos resbalaron por la tela áspera en la parte trasera de sus pantalones hasta quedar suspendidos en el aire.

Hermione apretó los dedos en los cojines del sofá mientras lo veía avanzar a través de su cuerpo.

El siguiente beso fue en el valle entre sus pechos, justo donde el vestido separaba las copas; había una mano aún sobre su muslo mientras que la otra apretó la curva de su cintura vestida, enredando los dedos en la seda.

Los labios carnosos se movieron hacia su clavícula en un paseo tortuoso y ella se encontró echando la cabeza hacia atrás, dándole libertad para acceder a su cuello. Podía sentir el peso de su cuerpo empujando sobre el suyo ahora y la punzada de deseo en su vientre se retorció.

Los besos subieron por su cuello en un baile lento, sensual, se desgajaron a través de su mejilla antes de que él se apartara apenas unos milímetros. La mano en su cintura subió para acunar su mandíbula y él la giró para mirarla de frente: el iris de sus ojos estaba mucho más oscuro, fusionándose con sus pupilas y ardía en ellos una llama de deseo que ella sabía que podría encontrar también en los suyos.

Mantuvo su vista fija en esos ojos penetrantes mientras él acunaba su rostro.

— Her-mi-o-nee —repitió, luchando por no destrozar su nombre con un tono de voz ronco. Su pulgar se movió sobre su labio inferior con reverencia—, voy a besarte.

No era una pregunta, pero ella se encontró asintiendo de todas maneras.

Separó los labios para darle la bienvenida antes de que él se sumergiera y sus bocas bailaran juntas una danza voluptuosa que llevaba milenios siendo perfeccionada y que, si era sincera consigo misma, llevaba esperando toda la tarde. 

Sus manos soltaron los cojines para enredarse en su cabello corto y él gimió en el beso, sus propios dedos se sumergieron en los rizos de su nuca en un agarre firme.

Respondió a eso apretando las piernas alrededor de su cintura, tirando de él más cerca. Necesitando sentirlo.

Lo escuchó gruñir mientras los dedos sobre su muslo se enterraban en su carne suave, prometiendo marcas para el día siguiente. Ni siquiera se detuvo a pensar en eso mientras hacía su mejor trabajo por devolver el beso impetuoso.

Una noche y algo más || Krumione ||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora