Primeras Impresiones - Capítulo VIII: La institutriz de Asahima

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Antes de abandonar la oficina de Shōko, decidieron preguntar acerca de Yukino, quien al parecer también sería castigada por las acciones del grupo

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Antes de abandonar la oficina de Shōko, decidieron preguntar acerca de Yukino, quien al parecer también sería castigada por las acciones del grupo. A pesar de la nueva discusión que esta noticia ocasionó, la castaña terminó sacándolos a patadas de su oficina mientras arrastraba a Minato con ella para que este lo ayudara a terminar con su papeleo, no sin antes indicarles que la joven dama de compañía se encontraba en la enfermería acompañando a la heredera del clan para que la dejaran en paz.

―Esa vieja bruja debería relajarse un poco o se le llenará la cara de arrugas.

―Hey, Obito ―regañó Rin con temor, ya que aún continuaban fuera de la oficina de la castaña―. Shōko-san podría escucharte...

La puerta volvió a abrirse de golpe haciendo saltar al trío de ninjas que huyó despavorido del lugar.

―¡No estoy vieja, maldito mocoso mal educado! ―gritó Shōko mientras asomaba la mitad de su cuerpo por la puerta hasta verlos desaparecer―. Solo tengo 44 años...

Kakashi y su grupo se habían mantenido recorriendo los enredados corredores y pasillos del edificio principal por demasiado tiempo, totalmente perdidos en aquel extraño laberinto mientras buscaban la enfermería. No fue hasta que Rin decidió acercarse a un par de sirvientas para preguntar, que por fin lograron dar con la dichosa habitación, aunque para ese momento el peligris ya se encontraba un poco cabreado por la situación, pero aun así se abalanzó, sin pensarlo mucho, hacia las puertas dobles que daban al interior para ir en el encuentro de la joven dama de la corte.

―¡Yukino-san!

Pero para su desconcierto, solo encontraron a un desgreñado hombre de largo cabello oscuro que caía hasta sus hombros, con una llamativa cicatriz que atravesaba el lado derecho de su rostro justo hasta el puente de su nariz y unos fríos y oscuros ojos que parecían mirarlos con apatía, mientras se mantenía sentado perezosamente con los pies apoyados sobre un viejo escritorio y con un desgastado  libro entre sus manos.

El hombre con apariencia de vagabundo ni siquiera los dejó hablar antes de comenzar a lanzarles enormes libros de medicina y otros objetos cercanos, sin moverse de su cómodo lugar.

―¡Largo de mi enfermería! Malditos mocosos...

Los ninjas de Konoha esquivaron como pudieron sus ataques y volvieron a huir hacia el pasillo. El grupo se mantuvo pendiente para comprobar que el tipo no los perseguía y vigilaban la entrada como forma de precaución. Al momento de acercarse nuevamente a las puertas dobles, estas se abrieron de par en par, dejando ver a la tímida chica de ojos color miel a la que andaban buscando.

―¡Yukino-san!

―¡Qué alegría verla! ―exclamó Rin de igual manera.

El grupo se acercó feliz por verla, más fueron atrapados en un sorpresivo abrazo y aún entre los brazos de la joven la escucharon sollozar en silencio.

Sol de Mediodía ◆  Kakashi Hatake x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora