Periodo de Madurez - Capítulo XVI: La Armonía del invierno

249 31 25
                                    

Mientras discutían estrategias en la oficina de la anciana, ya se encontraba Nadeshiko junto a Hinamomo, Gyōmaru acompañando a Rui, la bella Koisetsu fumando de su kiseru y el resto de personas influyentes del pueblo. La discusión estaba en su punto álgido cuando el mediodía llegó, y los hombres de la familia Kikuchi aparecieron en el pueblo, lo cual fue algo notorio en cuanto comenzaron los estragos con los aldeanos.

Nadeshiko, notando la situación, abandonó la habitación en mitad de la discusión. La vieja Shinku se acercó junto con algunas de sus trabajadoras y el resto de los presentes hacia las ventanas para comprobar la situación y Rui no se quedó atrás.

El caos fuera de la Casa Bermellón no pasó desapercibido. El grupo de guardias liderado por el hombre con el peinado extraño y cara de pez muerto comenzó a crear un alboroto, desatando el nerviosismo entre los presentes.

En medio del caos provocado por los hombres de la familia Kikuchi, una pobre alma del pueblo se encontró incapaz de pagar los impuestos, desencadenando la furia de los hombres Kikuchi. Estaban dispuestos a destruir el hogar de la mujer, quien, desesperada, lloraba y pedía compasión por sus hijos ante la vista de todos.

―¡Ya cállate, perra escandalosa! ―El hombre de peinado extraño no tardó en lanzarle un golpe para silenciarla, pero en cuanto intentaron poner una mano sobre los niños, Nadeshiko se cruzó en su camino, recibiendo el golpe con una serenidad que sorprendió al agresor.

―¿Qué clase de monstruo eres? ―gruñó el hombre, sin comprender por qué su golpe no había tenido el efecto esperado.

―Solo soy una simple dama... ―respondió Nadeshiko con una calma que contrastaba con la violencia que se desataba a su alrededor―. Pero no permitiré que maltraten a quienes no pueden defenderse.

Nadeshiko, a pesar de lo imponente que se mostraba, no intentó atacar a los guardias, solo se quedó allí, protegiendo a la mujer y a sus hijos.

―¡No se atrevan a tocar a la jefa! ―gritó uno de los trabajadores del bar, enfrentándose valientemente al hombre de peinado extraño que había golpeado a la mujer desesperada.

―¡Si no quieren volver a tener problemas, no deberían entrometerse! ―amenazó otro de los guardias, intentando infundir miedo en los presentes.

―¡No intervengan! ―exclamó Nadeshiko, deteniendo a sus trabajadoras, e incluso, Gyōmaru quien parecía dispuesto a saltar por la ventana, se calmó ante la orden de la peliverde.

La tensión en el aire era palpable cuando Rui notó que los trabajadores del Bar Okama eran los únicos dispuestos a enfrentarse a los sujetos. Nadeshiko intervino justo a tiempo para evitar un enfrentamiento directo.

―No es el momento, Rui. Necesitamos más apoyo antes de que podamos enfrentarnos abiertamente a los Kikuchi ―le susurró Hinamomo, indicando hacia la calle en donde se encontraban sus compañeras.

Rui asintió, comprendiendo la situación, y continuó observando con cautela mientras los trabajadores del Bar Okama confrontaban a los hombres de la familia Kikuchi.

―¡Al parecer, aún no aprenden su lección, fenómenos! ―gritó, intentando provocar a las mujeres del Bar Okama―. ¿Acaso no fue suficiente que su compañera muriese en los calabozos del castillo?

La sacerdotisa miró a Hinamomo sabiendo que esta había logrado escapar, pero aun así fue demasiado bajo el comentario. Aunque todas se encontraban furiosas, nadie cayó en la provocación.

Los aldeanos observaron con temor mientras los hombres de la familia Kikuchi se retiraban momentáneamente. Sin embargo, el líder de los guardias, un hombre orgulloso con un peinado extraño y cara de pez muerto, no estaba dispuesto a dejar las cosas así.

Sol de Mediodía ◆  Kakashi Hatake x OcDonde viven las historias. Descúbrelo ahora