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Jungkook se apoyaba en el umbral de la puerta, una leve sonrisa de arrogancia curvando sus labios. Desde allí, observaba a sus dos amantes con los ojos cargados de una oscura satisfacción.
En el centro de la habitación, Jimin, se mantenía en silencio, con los brazos cruzados sobre su pecho, su mirada fija en Taehyung, como un depredador acechando a su presa.
Las sombras a su alrededor se estiraron hacia Taehyung como si quisieran devorarlo
Su voz era baja, pero cargada de un poder oscuro "No me importan tus juegos, Taehyung. Ustedes son míos"
Taehyung, por su parte, se reclinaba con desdén en el sofá de terciopelo, una mano en la barbilla y una sonrisa que insinuaba peligros que no necesitaban ser nombrados.
"¿Tuyos?" repitió, burlón "¿Cómo puedes poseer lo que ni siquiera comprendes?" Sus dedos rozaron el aire entre ellos, y por un instante, la oscuridad de Jimin se disipó "Yo juego con ambos ... hasta que me aburra"
Jungkook se rió suavemente, el sonido profundo y encantador resonando en el aire. Dio un paso adelante, cerrando el espacio entre ellos "Déjense llevar, ya no importa quién sea dueño de quién. Todo lo que queda es el pecado"
Jimin apretó los puños, pero no podía apartar la vista "No quiero caer" sussurò "Ya lo has hecho" respondió Jungkook con una risa suave.
