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Sin dudas esta era una noche inundada de recuerdos y viejos sentimientos, cosas que definitivamente deseaba dejar en el pasado, pero estos le habían distraído de tal forma, tanto así que sin darse cuenta el tiempo se le había agotado, para su desgracia el establecimiento estaba a escasos minutos de cerrar, solo estaban 3 personas ahí además de él y obviamente nadie más llegaría, parecía que esta no era su noche de suerte, no pudo encontrar a nadie que fuera apropiado para él, todo indicaba que tenía que devolverse a su hogar con la calentura a millón.

Todas aquellas horas fueron en vano,  no tenía otra opción terminaría su bebida para irse directo al castillo donde habitaba, esperaba que a estas alturas Chen Gong estuviera profundamente dormido para poder llegar sin interrupciones a su dormitorio y masturbarse a placer quizá pensando en ese precioso hombre misterioso que por cierto aún estaba en el bar, si eso es lo que haría.

Nunca se había decepcionado tanto respecto a esto, no sabía si se estaba volviendo más exigente con los años o simplemente los seres que vivían en este mundo no eran la gran cosa como se pintaba en los mitos y leyendas humanas... Como sea ya no importaba.

Dio el último sorbo a su trago, el alcohol caliente en su boca no le hacía sentir nada, bueno aunque no haya podido hacer lo que en realidad deseaba de todos modos debe admitir que pasó una tarde algo diferente a su rutina diaria, si se hubiera quedado en casa estaría durmiendo en ese preciso momento.

Estaba a punto de llamar al hombrecillo para poder pagar su cuenta y marcharse, pero algo le detuvo.

—¿Te molesta si te acompaño?— Una voz sumamente hermosa y masculina llegó a sus oídos, sintió como su piel se erizó solo al escucharla pues la había reconocido... Era la voz de aquel atractivo hombre.

—No, adelante— Le ofreció tratando de no verse afectado por su presencia, no se dio cuenta ni siquiera de en que momento se le acercó.

El pelirrojo se sentó en el asiento de al lado, le dio una leve sonrisa que terminó de estremecer el cuerpo y corazón de Lu Bu, ahora podía ver a ese joven más de cerca y realmente que era una bella vista pero había algo raro en el ambiente, como una gran presión que le trataba de avisar algo, como cuando veía a un fuerte adversario, sin embargo no le prestó ni la más mínima atención.

—¿Qué hace alguien tan guapo como tu aquí solo?—

Al oír esa pregunta el General tragó fuertemente, la palabra "guapo" no era un adjetivo que las personas a su alrededor usaran para describirlo.

—¿Crees que soy guapo?— Más que halagado se sentía extrañado, ese hombre debía estar ciego para decirle eso o tal vez se debía a la pobre iluminación del sitio.

—Sí— No borraba la sonrisa de su rostro.

—Uh, eso podría preguntarte yo a ti, veo que no traes acompañante— Ahora fue su turno para sacarle algo de información, ya que lo tenía ahí mismo podía saber más de ese curioso ser.

—Oh, me has estado viendo— Dijo con un toque de malicia, haciendo al otro sobresaltarse por verse descubierto de una forma tan tonta.

—¡N-no! Solo lo digo porque ahora estas solo— Nadie podría creer esa escena, el renombrado General volador nervioso, dando explicaciones a un completo desconocido.

Una leve risa escapó de los labios del más alto al ver la reacción ajena, eso le hizo fruncir el ceño al pelinegro, por muy sexy que sea ese hombre no iba a permitir que se burle de él, volteó la cabeza a otro lado esperando que con ese grosero gesto se fuera.

—No te pongas así, vine porque quería invitarte algo de beber— Se dio cuenta de su error y le ofreció algo tentador para contentarlo.

—No quiero— Contestó secamente sin voltear a verlo.

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