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Que empiece el Round 2~— Su voz sonaba sumamente excitada, al parecer este simple humano aún no daría su brazo a torcer, quizá pensó mal de él de manera apresurada, pero lo que sí sabía es que está noche duraría más de lo imaginado, ya ni siquiera podía disimular la emoción que recorría cada fibra de su ser al ver las carnosas y bien formadas nalgas qué se entregaban cual ofrenda solo para su persona, algo muy dentro de él había despertado, un sentimiento que creía muerto o inexistente en su vida, todo gracias a ese moreno.

El silencio reinó en la habitación por unos escasos segundos, pero fue interrumpido de inmediato por un fuerte gruñido extasiado qué salio de los labios de Lu Bu, el enigmático sujeto había penetrado completamente en su agujero haciéndole soltar aquel sonido por la ruda y poco cuidadosa intrusión, pero de igual forma le había fascinado, podía sentir la gran fuerza y virilidad que poseía esa persona, quizá en otra ocasión podría verlo como un posible rival, pero ahora mismo solo quería seguir disfrutando de la dura y caliente polla en sus entrañas.

Sus sensuales caderas fueron tomadas por las grandes y pálidas manos de su amante, el cual enseguida arremetió contra el musculoso cuerpo del humano, moviendose de manera más violenta qué la última vez, follandolo como un verdadero animal, adentrándose aún más en la caliente cavidad, gozando de cómo su miembro era oprimido con fuerza por la estrechez ajena, en esa posición el interior se sentía aún más apretado por lo que al poco tiempo tuvo que reducir la velocidad de sus embestidas.

—¿E-eso es todo lo que tienes? Pensé que no tendrías piedad— Soltó de repente el pelinegro al darse cuenta de como el ritmo disminuía, por un segundo se confío y creyó que el otro estaba cerca del climax por lo que aprovechó para molestarle.

El hombre se detuvo de golpe ante tales palabras, sonrió de manera sombría, esa sonrisa no era como las otras en las que solo sus labios se curvaban de forma ligera, sino que enseñó todos sus perlados dientes en una mueca un tanto macabra qué asustaría a más de uno, incluido Lu Bu el cual no podía ver debido a la posición en que se encontraba.
Todo ocurrió en fracción de segundos, no supo ni siquiera en que momento el más alto dejó de apoyarse en sus rodillas y prácticamente se montó arriba suyo aún en la misma posición para después retomar un vaivén mucho más acelerado.

El General una vez más estaba dentro de un profundo extasis, la polla entraba y salía casi en su totalidad, el constante rose con su próstata le hacía gemir descontroladamente que le era imposible poder formular palabra alguna y de su boca solo escapaban gemidos y jadeos qué se mezclaban con el vulgar sonido de sus pieles sudadas chocando repetidas veces, se sentía como todo un animal en celo en esa posición, como si en verdad ambos fueran bestias desesperadas por fornicar con cualquier otro de su misma especie.

Los afilados dientes se clavaron en la almohada qué tenía delante, era la primera vez en su vida que lo hacían morder la almohada de tanto placer, no recordaba haber tenido sexo de forma tan ardiente, era una extraña mezcla de sensaciones, el hombre tenía un lado dulce, tierno y atento pero también follaba como un maldito toro, todo un semental que no tenía compasión alguna de su trasero... O al menos eso creía, un pensamiento algo alejado de la realidad, pues el pelirrojo aún con un mínimo de lucidez y autocontrol tenía cuidado con el hombre bajo suyo, esto no era todo lo que podía dar pero no quería ocasionarle un desgarre o algo mucho peor al frágil cuerpo humano.

A medida que los segundos pasaban los movimientos se hicieron más rápidos y profundos, en ese momento Lu Bu supo que ese hombre estaba cerca de terminar, arremetía contra su cuerpo de forma casi desesperada y él no podía hacer más nada que gemir, babear y apretar las sábanas de lo bien que se sentía, su mente volvió a nublarse y su vientre a sentir espasmos por el placer, se maldijo mentalmente, otra vez el iba a acabar primero que el otro.

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