II

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De nuevo, al fin lo veía de nuevo. Ahora de frente a frente y con visibilidad completa. Llegó a creer que era una alucinación, un delirio más causado por ese chico rubio quien le saludaba alegremente agitando de forma leve la mano derecha, acompañando el saludo de una sonrisa hermosamente sincera y deslumbrante. La luz de ese chico deslumbraba de gran manera a la estrella que era el castaño.

Este mismo no sabía cómo reaccionar. Estático en su lugar para ser exactos. Y claro, buscarlo corriendo en pasos agigantados por toda la carpa de circo y no encontrarle, para después simplemente verle al entrar al vestidor.

La frustración que cargaba abandonó su cuerpo, no dejaba de mirarle, era simplemente perfecto, todo en él lo era.

Amor a primer vuelo, por decirlo de alguna forma. Tal vez no amor, o tal vez si, pero sin duda algo quedó dentro del corazón del castaño.

-¡Gran show! Te felicito por eso- mencionó el rubio para de alguna forma romper el silencio que había en el momento- eres un gran presentador, acróbata, bailarín y cantante. Increíble, Minho.

El cual seguía en ese eterno silencio, no era incómodo o algo parecido, pero si era eterno, al menos para el rubio que seguía esperando una respuesta. Tal vez el chico estaba en una clase de shock, o simplemente extrañado de encontrarle en su vestidor después de buscarle por varios minutos.

Tras otros segundos de silencio "eterno" al fin reaccionó, acomodó de nuevo su postura y cerró los botones del chaleco que estaba por quitarse. Y ahora se encontraba saludando al rubio de manera cordial y agitando la mano derecha igualmente.

-Una disculpa, estaba, ¿cómo explicarlo?- dudó y frunció levemente el ceño- extrañado, esa es la palabra. Y agradezco las felicitaciones, gracias de verdad.

-¿Extrañado por mi presencia?- preguntó el rubio de manera algo sarcástica, por que en si era obvio.

Minho soltó una pequeña risita.

-Sí, extrañado por tu presencia. Te estuve buscando y- detuvo la oración el mismo, se delató el solo. El mismo confesó que estuvo buscándole, aunque al menos no era tan raro como encontrarle de la nada en su vestidor.

-¿Buscándome? ¿A mí? ¿De verdad?- pequeña interrogación hacia el castaño.

-Sí. Es decir, y-yo- titubeó un poco- yo no- de alguna manera las palabras no salían de su boca. Estaba algo avergonzado, no sabía cómo explicarle el por qué de su búsqueda.

-Tranquilo- colocó su mano encima del hombro de Minho, de alguna manera eso le hacía tener confianza hacia el rubio. Le dedicó una sonrisa y tomó la mano del chico, jalando de él y llevándolo al escenario del circo.

Sorprendido se quedó a la mitad del escenario. Aquel rubio tomó la tela que quedó colgando de uno de los actos y subió hacia el techo de la carpa. Minho le observa hacer todas las acrobacias y quedaba maravillado, se sentía como cuando era un niño y observaba a los acróbatas del circo, diciendo que algún día estaría ahí. Grandes recuerdos, sin duda lo eran. Ahora observaba a un ángel volando, tenía un brillo tan especial que hacía el momento aún mejor. Su brillo iluminaba a las estrellas, así como la luna, cada noche como esa, la bella luna, amante de Minho, iluminaba a las estrellas, y ésta vez lo veía reflejado en él, en un chico rubio al que observó por casualidad, o el destino, algunos prefieren llamarlo casualidad, otros si que creen en el destino.

En ese caso, las personas están destinadas a encontrarse, algunas incluso a enamorarse. El destino de ellos ya está escrito, este ya se cumplió, se conocen ahora, sin embargo, el destino ya no juega parte de su vida. Las demás páginas en blanco las escribe cada persona en su propia historia. Eso es lo que harían ellos, incluso reescribiendo estrellas que cuentan en el cielo.

CIRCUS (The Golden Hour) || MinsungDonde viven las historias. Descúbrelo ahora