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Minho se sentó en su escritorio y rasgo con el abrecartas el sobre que su abogado le había mandado a través de un servicio de mensajería. Con expresión seria leyó los resultados de la prueba de paternidad que Jisung se había hecho la semana anterior, las heridas que habían comenzado a cicatrizar en su alma tras la muerte de su esposa y su hijo volvieron a abrirse en ese momento, el joven había dicho la verdad, estaba embarazado y ese bebé era suyo.

Si hubiera convencido a Jisoo para que no hiciera aquel viaje largo, su hijo y ella aún seguirían con vida. Incluso el médico le había dicho que en su avanzado estado de gestación no debía viajar, él debería haber insistido para que cancelaran ese viaje, pero cuando Jisoo se le metía algo a la cabeza era difícil sacarlo.

Nunca se perdonaría de aquello. Pero precisamente por eso se ocuparía de que aquel bebé no le faltara nada. Lo haría por ese hijo que no había llegado a nacer.

— Por la expresión en su rostro imagino que no son los resultados que esperaba.

Minho alzó la vista y se encontró con Lisa su ama de llaves, observándolo de pie desde la puerta de su despacho habría despedido a cualquier otro empleado por entrometerse de esa manera en sus asuntos, pero la señora Lisa llevaba trabajando para su familia desde que él había nacido.

Por eso le había contratado cuando sus padres se habían ido a vivir a Japón tres años atrás. La señora Lisa había estado a su lado durante los terribles meses después del accidente de avión que había quitado la vida de su esposa y su hijo, y para él la señora Lisa era parte de su familia. De hecho había sido para él como su madre, sobre todo teniendo en cuenta lo poco que se había preocupado su madre por él.

— Si es verdad, el bebé es mío — Le dijo.

— ¿Y qué piensas hacer ahora? — Inquirió ella.

Lo único que podía hacer.

— Me asegurare de que al bebé y a él no les falte nada. Haré que se venga a vivir aquí hasta que nazca el bebé.

— Pero si no sabes nada de ese chico, señor Minho — Le dijo la señora Lisa en tono de reproche.

— Precisamente por eso, porque no lo conozco, quiero vigilarlo de cerca, es mi hijo al que lleva en su vientre.

Lo que no comprendía, lo que no tenía sentido alguno, era porque Jisung había esperado tanto tiempo para decírselo. Según la fecha en la que salía de cuentas estaba embarazado de dieciséis semanas. Debería haberlo seguido con seguridad había ya al menos un par de meses.

Tomo el papel donde el joven había anotado su número de celular. Llevaba días allí, sobre su escritorio, y no lo había pasado aún a su lista de contactos porque hasta ese momento había conservado la esperanza de que aquello fuera solo un error.

Desde ese día en que había ido a verlo toda comunicación entre ellos se había hecho a través de su abogado de confianza, pero había llegado el momento de exponerle sus condiciones y tendría que hacerlo cara a cara.

— ¿Y si no quiere venirse a vivir aquí?

Minho se quedó mirándola dándole a entender que no le parecía que eso fuera a ser problema.

— ¿De verdad crees que un chico como ese, con un trabajo en un simple hotel, va a rechazar la oportunidad de vivir rodeado de toda clase de lujos? Conozco a los de su clase aceptará lo que le proponga sin pensarlo dos veces.

ᴇᴍʙᴀʀᴀᴢᴀᴅᴏ ᴅᴇ ᴜɴ ᴍɪʟʟᴏɴᴀʀɪᴏ || ᴍɪɴꜱᴜɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora