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En sus veinticuatro años de vida de Han Jisung había cometido unos cuantos errores pero aquel superaba los anteriores con creces. Quizás fuera su destino o simplemente mala suerte.

Levantó la vista hacía la fachada de mármol y granito del enorme caserón que se alzaba frente a él, respiró profundamente antes de subir los escalones de la entrada. "Vamos Jisung has venido hasta aquí, no puedes echarte para atrás" se dijo a si mismo obligándose a tocar el timbre.

Sin embargo los segundos pasaron y estaba a punto de girarse sobre los talones y marcharse, cuando la puerta se abrió.

Había esperado que fuera una criada o un mayordomo quien le abriera, pero fue el propio Minho al que encontró frente a él.

Tenía el mismo aire misterioso y fascinante que la noche que se habían conocido en aquel bar. Había sentido una mirada fija en él, y al alzar la vista sus ojos se habían encontrado. Entonces Minho se había levantado, había ido hasta la barra, donde él estaba sentado y sin decir una palabra le había tendido la mano en una muda invitación.

Jisung no perdía nada con tomarla, entonces Minho lo condujo hasta la pista de baile, donde lo había atraído hacía sí, rodeándole la cintura con los brazos, había inclinado la cabeza y lo había besado.

Claro que había besos... y besos. Aquel beso lo había hecho sentirse como si fueran dos piezas que encajaban a la perfección. Se le habían puestos las piernas temblorosas y hasta había olvidado por un instante como respirar.

En ese instante había sabido que pasaría la noche con él si se lo pidiera. Ni siquiera había sido una decisión consciente, algo en su interior le había dicho que aquello era algo casi predestinado a ocurrir.

Y desde el principio había sabido que aquello sería solo algo de una noche. Él se lo había dejado en claro "No busco una relación" que había murmurado entre el beso en el ascensor, camino de su habitación de hecho no había esperado volver a verlo. Y a juzgar por la expresión en su rostro, parecía que él tampoco.

Sabía que debería decirle algo, pero era como si sus labios se negase a cooperar, y simplemente se quedó mirando allí como si fuera un tonto, preguntándose si sabría quién era, si lo recordaría siquiera.

Si lo recordaba quizá estuviera preguntándose cómo había logrado averiguar donde vivía.

Nunca había leído la prensa, así que habían pasado varias semanas después de aquella noche antes de que se enterara por unas chicas de su trabajo de quien era él.

Minho se cruzó de brazos, apoyó su hombro en el marco de la puerta y lo miro de arriba a abajo.

— Y yo que creía que te habían abducido los extraterrestres... — Murmuró finalmente con esa voz aterciopelada.

Parecía que después de todo si se acordaba de él, aunque el tono que había empleado le hizo gracia. ¿No iría a fingir que estaba molesto que se hubiera marchado cuando él estaba dormido? Quedarse a pasar la noche con él únicamente había retrasado lo inevitable. Que a la mañana siguiente lo despidiera con la típica frase "Me ha encantado conocerte espero que todo te vaya bien" que reservarán para ocasiones.

— Tú me dijiste que no estabas interesado en iniciar una relación — Le recordó Minho.

— Y sigo sin estarlo. Solo he venido para que hablemos, ¿Puedo pasar?

Él pareció vacilar un instante, pero luego se hizo a un lado y sostuvo la puerta para que entrara.

Los zapatos de Jisung pisaron el suelo de mármol del amplio vestíbulo, y su visión tardó un momento en hacerse visión en la penumbra que reinaba en el interior de la vivienda.

ᴇᴍʙᴀʀᴀᴢᴀᴅᴏ ᴅᴇ ᴜɴ ᴍɪʟʟᴏɴᴀʀɪᴏ || ᴍɪɴꜱᴜɴɢDonde viven las historias. Descúbrelo ahora