Compañeros

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Draco

Soy una sombra, una imagen oscura que proyecta un cuerpo opaco que puede ser considerado un cascaron vacío que alguien con vida. La luz que irradia mi carcelera no hace mas que marcar de manera notoria mi pasado deprimente, volviendo mi apariencia aun más oscura y desesperada.

Con el paso de los días se ha vuelto mi rutina seguir sus pasos, siempre a una distancia segura. No tan cerca como para ser notado, pero no demasiado lejos para sentir el tirón en la boca del estómago y la falta de aire, antes que el dolor sordo comience en mi cabeza para avisarme que estoy saliendo de la distancia restrictiva.

Me gustaría decir que Granger es una carcelera cruel, el verdugo que me haría pagar por mis crímenes pasados, pero no es así y lejos de aliviarme, me enerva gozar de sus favores, sentir que me he vuelto una de sus mascotas, casi como las causas perdidas a las que apoya. Que me ponga el mismo nivel que los elfos domésticos que tanto ama y quiere proteger, no ayuda a mí ya lastimado ego. Pero más allá de terminar de quebrantar la imagen orgullosa e indemne que mantuve por años hacer que desee cosas que jamás podre tener.

Camino lentamente tras de ella con las manos en los bolsillos, tratando de mostrar indiferencia como lo he hecho desde el día en que llegamos al colegio y tuve que pedir disculpas por mi comportamiento explosivo e infantil, mientras me mordía la lengua para suplicar que reconsiderara el seguir siendo mi guardiana.

Acepto mucho más rápido de lo que espera, aun cuando la curiosidad fue evidente en sus ojos no emitió ningún juicio al respecto, se limito a aceptar sin agregar nada y desde entonces se dejo llevar por las circunstancias como si fuera lo mas normal del mundo tenerme a su lado en lugar de sus eternos e inseparables amigos Potter y Weasley.

El resquemor en mi pecho no se apaga, como tampoco el sentimiento de agobio por tener que ser participe de una rutina que me priva de libertad, a pesar de todo, mentiría si no reconociera que puedo gozar de una tranquilidad de la que hace mucho no disfrutaba. Haciendo al lado el acoso incesante de los estudiantes que guardan un odio profundo hacia mi y todo lo que represento y están empeñados en provocarme y herirme.

Puedo respirar la calma a su lado como si casi fuera real. Es casi como si mereciera seguir ocupando un lugar en el mundo, aunque sepa muy bien que haría un bien mayor para el resto si dejara de existir.

La distancia entre ambos se va reduciendo casi sin darnos cuenta, impulsados por la inercia de la situación terminamos haciendo la mayoría de las cosas en conjunto. Además de las clases, las tardes llenas de deberes, inmersos en investigaciones y proyectos perfilados para la evaluación de fin de curso han hecho que nos asignen como equipo, ¿Quién más en su sano juicio estaría dispuesto a trabajar con un ex mortifago?

Sospecho que incluso Granger se siente aliviada de tenerme a su lado, para mantener a raya a sus admiradores y ese club de fans que le persiguen para poder presumir que intercambiaron palabras con la heroína de guerra. Casi hace que valga la pena los insultos por lo bajo, las miradas envenenadas y envidiosas que me lanzas como si creyeran que disfruto de una atención que no necesito.

Justo ahora a una mesa de distancia puedo verla leerle con avidez uno de los tantos libros que descansan sobre la superficie de madera, su mirada sigue línea por línea devorando palabras a una velocidad vertiginosa. Mi yo de otros tiempos se burlaría de su ñoñería, mi yo de hoy, el que apenas sobrevivió mas por suerte que por otra cosa, no puede mas que mirarle con una fascinación inexplicable.

SiempreDonde viven las historias. Descúbrelo ahora