Despertar

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"Lily era el aire que respiraba y en un instante ya no hay aire"

Los deseos de marcharse lo arrastras por inercia, pueden llamarle instinto si prefieren, pero simplemente Snape no tenia control de su mente en aquel momento, desapareció con un pensamiento sacudiendo su corazón más allá de la cordura. Tenía que despedirse, pronunciar un adiós antes de ser arrastrado a cualquier agujero oscuro donde lo dejarían pudrirse para eximir sus culpas.

Todavía se estaban reorganizando sus entrañas después de la aparición, la debilidad en su cuerpo lo hace tastabillar varias veces y le lleva muchos intentos mas ponerse en vertical para observar alrededor y saber en que maldito lugar apareció.

Aun tenía el rostro húmedo por el llanto reciente. Aunque el dolor mermo lo suficiente para dejarle respirar con más normalidad, es imposible no sentir el cuerpo aterido y rígido por el dolor infringido, aunque no podía ser de otra forma, siendo que esta seguro que por un instante estuvo atravesando el umbral de la muerte, antes de ser devuelto a este mundo como si de un castigo se tratara.

Creyó que si debía pronunciar una despedida lógicamente aparecía en el cementerio, donde descansan los restos de Lily Potter, sin embargo, no apareció entre las lapidas grises, aunque sabía bien que quizás no había un mejor lugar para pronunciar un ultimo adiós.

Su rostro siempre serio, incluso la frialdad en sus ojos oscuros cambio lo suficiente para dejar traslucir que era un lugar perfecto, al fin y al cabo. Sonrió como hacia años no había hecho, al menos no desde la amistad con Lily se fracturo y termino muerta por su negligencia.

Quizás es una sonrisa amarga, pero al fin es una mueca sino feliz al menos lo suficientemente empapada de nostalgia para calentarle la poca humanidad que le queda.

Apareció bajo la sombra del enorme sauce, el único lugar seguro de sus recuerdos de infancia. Era el árbol bajo el que solían sentarse mientras le hablaba a Lily sobre magia. Esta en el parque al final de la calle de la Hilandera, cerca del hogar de la infancia –si puede llamarle así,-

El aire sopla con fuerza, pero a pesar de su ímpetu no puede llevarse consigo los recuerdos que parecen a flor de piel. Suspira, sonríe y llora, todo al mismo tiempo. Un nudo se forma en su garganta atenazando de nuevo palabras que no puede pronunciar.

Dejándose caer sin cuidado cae primero sentado, dejando que las emociones por primera ves fluyan en su interior sin restricciones. No hay formas que cuidar, ya no es mas el doble espía que debía cuidar incluso sus pensamientos, blindando su mente lo suficiente para que nadie fuera capaz de entrar para conocer sus verdaderas intenciones. Los muros se fracturan y caen, dejando a la vista una fragilidad que nunca se permitió antes.

Un manto de hojas cruje bajo su peso, parece un césped de colores marrones y ocres, un sinfín de hojas secas. Las ramas sobre su cabeza están casi desnudas, no asi el suelo alfombrado. Exhausto se recuesta dejando que las lagrimas sigan fluyendo de manera libre.

Esta tan cansado y al mismo tiempo tan despierto en esos sentimientos que se empeño en esconder en lo mas profundo de su ser. Que aun cuando los parpados le pesan se niega en cerrarlos.

Se consuela viendo el cielo y recordando aquella época que puede considerar la mejor de su existencia.

Escucha los ecos de sus risas, su voz curiosa hacer preguntas sobre el mundo mágico mientras sus ojos verdes se abren sorprendidos cuando le cuenta algunos detalles de el que esta seguro también llegara a ser su mundo.

Toma un puñado de hojas secas entre sus manos frías y todavía manchadas de su propia sangre, las aprieta un poco antes de soplar y hacer que se conviertan en decenas de mariposas que vuelan en todas direcciones.

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