Amigos

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Sus ojos se abrieron temblorosos casi de manera perezosa como si solo hubiera estado tomando una placentera siesta. El corazón se le agita, exhalando un aliento trémulo de alivio, expulsado con el aire el terror abyecto de sentir por un momento que no volvería a verla despierta.

Poniéndose de pie, sin soltar la mano que sostiene entre las suyas se inclina con las palabras atoradas en la garganta. Quiere gritar, preguntarle como esta, acariciar su rostro para asegurarse que no es un sueño verla despertar.

Desea tanto besarla que se acerca peligrosamente.

Mas en el último momento se contiene.

Quiere decirle tantas cosas, que se vuelve confuso y todo se enreda, porque entre el alivio de verla abrir los ojos, también se mezcla la frustración y el miedo que experimento como un cataclismo. Por supuesto que está el hecho de que acaba de reconocer los sentimientos que guarda por Granger.

Suelta su mano de manera brusca, cierra los ojos tratando de recomponerse. Somete sus deseos, amordazándolos, para llevarlos a los mas profundo de su ser. Gira dándole la espalda, porque se encuentra en un momento tan vulnerable que no esta seguro de contener todo lo que está sintiendo en ese preciso instante.

Tira de sus cabellos con desesperación, antes de volverse de nuevo para enfrentar a Granger.

-¿En qué demonios pensaba? -Interroga al fin con un tono de voz bajo y amenazante, parece el siseo de una serpiente que advierte que esta próximo a atacar.

Hermione no entiende lo que pasa, su mente aturdida aun no termina de hilar los últimos acontecimientos. Parpadea varias veces como si por ello pudiera aclarar un poco su cabeza.

Las piernas le tiemblan, mas se obliga a dar paso tras paso hasta acercarse de nuevo a su cama, la mira con esos ojos grises que pretenden ser frio pero que en realidad arden por un deseo de consumirse por completo en esos sentimientos que no puede permitirse.

Sus ojos grises le acusas, la postura de su cuerpo es tan rígida. -Pudiste morir, -Escupe la palabra como si se tratara de una maldición.

-No necesitas morir por mi Granger, no necesito mas sangre en mis manos. Por una puta vez deja tu maldito complejo de heroína y no te lances de cabeza a resolver cosas que no te corresponden.

Estaba casi sobre ella, inclinado a tan pocos centímetros de su rostro que podía percibir el aroma familiar de su perfume mezclándose con el aroma a hierbas y antiséptico.

Desde afuera podía parece una escena romántica, un hombre a punto de besar a su amada. Alto como es tiene que agacharse bastante hasta que la mitad de su cuerpo esta rosando el colchón de la cama. Sus ojos se buscan en la pronunciación de cada palabra y el calor que fluye con cada exhalación acaricia la piel de Hermione haciendo que se erice.

Parece un momento lleno de romanticismo, sin embargo, en más bien una batalla encarnizanda entre los deseos y la poca conciencia que le queda a Malfoy.

-No vuelvas a hacer algo como eso. -Advierte amenazante. Su fuerte presencia avasallando a una confundida castaña que todavía no es capaz de articular palabra.

Enderezándose lentamente a regañadientes. La furia sigue burbujeando en la superficie, tratando de aplacar los sentimientos que arañan su corazón haciéndolo sangrar. Exhala con fuerza con aire frustrado ante el confuso rostro de Hermione, que no parece darse cuenta la gravedad del asunto.

Haciendo una rabieta mas propia de un niño se deja caer en la silla con fuerza, evitando mirarla a los ojos. Largo como es estira las piernas, echándose hacia atrás en el respaldo trata de ignorarla por completo y como si estuviera aplicando la ley de hielo no pronuncia palabra alguna, mientras cruza los brazos al pecho.

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