Capítulo décimo cuarto.

32 10 0
                                    



|Salvación|


     La sangre había salpicado hacía todas direcciones pero no era de Rukia Kuchiki o de Ichigo Kurosaki, frente sus ojos se encontraba Inoe Orihime impidiéndole rotundamente que su mejor amiga resulte herida. Ella no sabía que estaba pasando, es más, ver a Rukia con un uniformes de kimono negro junto una katana antigua era algo que parecía df sus sueños extravagantes, por un momento pensó que estaba soñando despierta como siempre, pero sin siendo un suelo o pesadilla o realidad no podía permitir que ella muriera a manos de su hermano. Sin más que pensar fue atravesada sobre su hombro aquella garra, sintió el dolor agudo pero las garras heladas así como el líquido viscoso emanar de ella, era sangre, la cual era calida sobre la piel cayendo hasta el suelo manchando todo.

        Los ojos de Orihime brotaron lágrimas cristalinas y gruesas hasta caer víctimas de la gravedad en el lugar, sus ojos llorosos miraron a su hermano, si rostro era el de su hermano pero su cuerpo era el de un monstruo. Entonces le sonrió débilmente causando un que el hollow se sintiera completamente culpable.

       — Orihime —, susurró Rukia preocupada y agradecida de haber sido salvada — ¿Porqué...

        — ¿Porqué proteges a esta chica? — preguntó entre lágrimas el castaño de ojos oscuros pero brillantes — ¿Porqué? — su voz adolorida por haber atravesado a su hermana era evidente y Rukia empezó a pensar que los hollow no eran tan malos como había dicho el Shinigami, aunque él había explicado que ellos habían sido almas abandonadas eso significa que habrán sentido mucho dolor ¿Verdad?

        ¿Cuanto tiempo se habrá sentido solo? Tal vez no era razón de herir quienes te amaron en vida o aquellos que tú amaste. Pero debía ser tan doloroso.

        — Porque... No podía permitirlo — respondió la chica causando atención en los presentes —... Todo es mí culpa. Habías mencionado que desde que conocí a Rukia y Tasuki comencé a olvidarte pero no fue así... Creí que sí...que sí... qué sí seguía llorando por ti tu seguirías velando por mí aún después de muerte. Tu siempre estuviste a mi lado lo he sentido desde siempre, hoy en la tarde, cuando el autobús me golpeó fuiste tú quien me salvó empujandome hacia un lado ¿Verdad?

       — Eso lo explica — dijo el único masculino además del hollow pesando el argumento — quiere decir que el hollow aun tiene gran parte de su anterior vida.

       — ¿Cómo dices? — Rukia tenía una herida en la sien — ¿Puedo salvarlo?

        — Tal vez se pueda salvar el alma pero... Sería demasiado difícil son casos únicos — , respondió rápidamente.

        — Pensé...— continuó hablando la joven humana —… qué si yo dejaba de estar triste entonces no te preocuparias por mí, porque yo estaría feliz, que descansarias en paz. Perdoname, te he hecho daño, terminé lastimandote... Te sentiste tan solo.

       Y Orihime cayó cansada siendo atajado en los brazos bien formados de Kurosaki, el hollow comenzó a gritar cambiando de forma golpeándose bruscamente contra los objetos causando conmoción en la azabache quien aterrada retrocedió un paso.

       — ¿Qué le sucede? — preguntó confundida.

      — Como su alma no está del todo consumida por los hollow está batallando... Es muy seguro que esa alma no decidió convertirse en hollow, fue devorado — explicó el más alto.

      — ¡Si él no decidió... — fue interrumpida entonces.

      — ¿¡Qué harás entonces?! — preguntó alterado el chico quien la miró enojado causando que Rukia la mirase desafiante con sus ojos orgullosos sobre los intensos del Shinigami —¿Dejaras que tu amiga muera sólo porque él no lo decidió? Sé que no es fácil, los huecos son espíritus dolidos, sufridos... Dan tristeza asesinarlos pero sino se hace, morirán más... Ése es el trabajo de un Shinigami.

        Rukia asintió mirando a Inoe quien yacía en los brazos de Ichigo pero el hollow se acercó lentamente a ellos, Rukia lista para la batalla, pero delicadamente el hollow tomó la zanpakuto de la Shinigami lentamente sonriendo a los presentes.

      — Ya no debo lastimar —, dijo colocándose la espada en la garganta.

      — ¡Espera! —, gritó aterrada se no saber que pasaría si hacía eso.

      — Está bien —, respondió el Shinigami llevándose la atención de ambos — si hace eso su alma será salvada, irá a la sociedad de almas. Ese es el trabajo de un Shinigami —: dijo con delicadeza pero con el entrecejo fruncido.

       Ella se volvió hacia el hollow con el rostro se alguien importante para su amiga, el le sonrió.

      — Has crecido mucho... gracias por cuidar de ella —, dijo en despedida, Rukia asintió.

     — Lo seguiré haciendo por un buen tiempo, no te preocupes por su bienestar —: el castaño asintió.

     — Espera... — antes de traspasar la espalda Orihime lo detuvo con su voz, estaba sentada frente Ichigo quien estaba sorprendido de la fuerza en la joven. Ella aún estaba con lágrimas en sus ojos — ... aquella vez... Cuando me regalaste esto ¿Recuerdas? — señaló sus orquillas decorando su cabello — recuerdo que fue un regalo, me enoje porque no me gustaron, dije que yo estaba mayor... Estaba tan enojada que terminé sin despedirme de ti, no quise despedirme, estabas triste. Esa mismo día tu moriste un poco después, me sentí tan herida. Desde ese día no me los quito nunca, fue un regalo de parte tuya por eso no me los retiro... Por eso... quiero decirte lo que debí decirte aquel día — alzando la mirada le sonrió envuelta en lágrimas — hermano, que tengas un buen día.

       Y el mayor sonrió ante las palabras y se atravesó el zanpakuto volviéndose brillos escarchados iendose eternamente, Orihime se soltó a llorar y Rukia le abrazo importando ya una mierda porque hace ya que le había visto que más daba, tendría que explicar a su mejor amiga que ahora era Shinigami.

       Pero para cuando Orihime cayó cansada en su brazos de tanto llorar y la dejo en casa al día siguiente dispuesta a explicar lo sucedido, Orihime no recordaba nada sustituyéndolo por un falso recuerdo...

      Cortesía del Shinigami Ichigo Kurosaki, desde luego.

 

AHCELBDonde viven las historias. Descúbrelo ahora