.capítulo diez.

1.3K 58 5
                                    

Empuje la puerta y la brisa que concurría por las mañanas en la capital choco contra mi rostro.

-Buenos días a ti también -pronuncio Luna al notar mi presencia, dedicándome una media sonrisa.
Yo alcé las cejas.

-Si para ti lo son...

Decidí ignorarla y seguir mi camino. Hoy Gavi no podría pasar el rato conmigo, pues tenía entreno y estaría ocupado. Así que me tocaba cambiar de lugar y explorar un poco la ciudad.

Seguí mi paso hacia delante cuando algo me detuvo. Una voz autoritaria apareció frenándome a mí y deteniendo a luna.

-Señoritas, ¿Qué hacéis aquí?-pronuncio firme uno de los profesores del centro.

Yo me giré sin modificar el gesto de mi rostro. Serio, como siempre.

-Esto os mandará a detención durante dos horas. Y más os vale cumplirlo. Se informará a vuestros padres y se hará un estudio para averiguar si habéis estado haciendo esto más veces.

-Pero Don Julián.- se quejó la morena.

-Ni peros, ni peras. Ustedes dos me acompañarán ahora mismo a dirección.

Me miró para observar si mi acción había cambiado, pero note más rabia en él al ver que seguía con semblante neutro, obedeciendo.
Él frunció el ceño y se acercó a mí.

-¿Cuál es su nombre?- pregunto acomodándose las gafas-. No la reconozco, pero a partir de ahora estaré más pendiente de usted.

-Dánae Bagarella- pronuncié sin mirarle. Tranquila y caminando hacia delante para llegar a dirección como él nos había ordenado.

Gran unos pasos acompañados de silencio y sentimiento de superioridad por mi parte, una mano choco con mi hombro. Haciendo que mire hacia Luna, la causante de aquel roce.

-Me caes bien, Bagarella.-musito sonriendo.

Yo le ignoré y volví a rotar mi rostro hacia delante, observando el largo pasillo del centro.

En un rápido movimiento arroje todos los cigarrillos y puros que conservaba en la cartera en la papelera más próxima. Para que en caso de que me la revisaran, no encontrasen nada.

...

Mire mi teléfono mientras me dirigía al aula 1.7B.

-Pensaba que no te iba lo de cumplir las normas-. Musitó alguien a mis espaldas y al girar sobre mi eje descubrí que se trataba de Luna.

-No tengo nada mejor que hacer-. Explique alzando las cejas.

-Tranquila, tampoco te aburrirás. He mirado el historial del aula y estara Conchi.- le miré extrañada mientras sacaba un cigarro de mi bolsillo.

Ella me empujó hacia dentro de una de las salas más próximas. Abrumada.

-¿Estás loca? Si te pillan fumando te vetaran del centro.

Yo alcé los hombros, mostrando desigualdad en mis gestos.

-Tampoco me afectará mucho.

-¿Tus padres te han dicho algo?

La verdad es que no fue agradable la charla con Francis por el teléfono.
Se ve que también se lo había comentado a mi padre y los dos estaban enfadados conmigo.

Mi madre no sabía del tema, ellos sabían que si se enteraba acabaría pidiendo que vuelva. Pero aun así, mi padre guardaría el secreto para que pudiese comenzar una vida normal y mejor.

No era partidaria de explicarle la reprimenda que mi padrastro me había soltado en aquella charla vía teléfono.

-No, no me han dicho nada.

-Que suerte tía. A mí no me van a dejar salir en meses.

-¿Vas a obedecer?- pregunté enarcando una ceja.

-La verdad es que no tenía pensado hacerlo. ¿Te quieres venir esta noche a una fiesta conmigo?.

Lo creí. Por mi mente pasaron todos los pros y contras posibles.
Me vendría bien, conocería gente nueva.

-Vale.

-Pues vámonos.- dijo abriendo la ventana y colocándose para saltar por ella. Me sorprendí.

-Pero ¿Y el castigo? Has dicho que era esta noche.

-Tía, son las seis y media de la tarde. Aún tenemos que vestirnos ¿O vas a ir así? -. Explico señalando con su dedo índice mi vestimenta.

Yo volví a alzar los hombros, haciendo una mueca.

-Vamos, entonces.

-Genial, tengo unas telas que te van a quedar de puta madre-. Dijo antes de saltar por la ventana y yo forcé una media sonrisa.

Seguí sus pasos y salimos del centro disimuladamente, sin captar la atención de ningún profesor.

Pasamos por calles de Barcelona que no conocía y la morena me guio hasta llegar a una casa de aspecto viejo.

-¿Es tú casa? -. Pregunté señalando el edificio.

-era la de mis abuelos.

-¿Ya no?

-Ellos ya no están aquí, pero sigo utilizando su casa para mis necesidades.- hice una mueca comprensiva.

Luna pasó y seguidamente lo hice yo.
Observé detalladamente cada lugar de la casa, aún conservaba fotos suyas.

La chica desapareció para volver con un top-corsé blazer color crema y una minifalda negra de cuero.

-Esto es para ti-. Explico acercándomelo-. Cámbiate en la sala de aquí al lado, voy a por mi ropa y ahora cojo el maquillaje.

-Luna.- exclamé antes de que desapareciera.

-Dime.

-No sé maquillarme-. Explique avergonzada.

Ella ríe por lo bajo.

-No te preocupes, ahora después te maquillo yo.

Asentí y ambas nos fuimos a vestirnos.

Una vez conseguimos prepararnos completamente, ella cogió una llave.

-Vamos-. Dijo con estas ya en la mano.

-¿Tienes coche?- Pregunté extrañada.

-Moto- corrigió.

...

-¿Un poco más?.- pregunta luna en apenas un balbuceo, mientras sostiene la botella de licor.

Yo la aparto y niego como puedo.
Apoyo mi brazo en una fachada y traslado todo el peso de mi cuerpo a dicho punto.

-Nunca había juntado tanto alcohol y narcótico a la vez.- confesé levantándome de nuevo.

Eleve mi mirada del suelo cuando mis ojos se abrieron como platos al ver una tienda del Barça con un cartel formado con la cara de Gavi en la entrada.
Lo señalé, efusiva.

-¿Qué pasa?- cuestionó la morena con el ceño fruncido.

-Voy a coger ese cartel- le informé y una sonrisa cómplice se formó en su rostro, asintiendo.

Me levanté como pude y comencé a correr alzando más de lo normal las rodillas y separando los brazos de mi cuerpo.
Supongo que al estar bajo el efecto de tales sustancias tenía ese tipo de energía.

Cuando nos colocamos en frente de la puerta de dicha tienda, observamos detalladamente aquel póster.

Era más enorme de lo que aparenta allá unos metros.
Estaba formado por el sevillano sonriendo, acaparando el mayor espacio posible. Y en el lugar restante se contemplaba una pequeña frase expresando la superioridad de dicho equipo al real Madrid.

-¿Te lo vas a llevar?.

No hizo falta hacerle esperar mucho tiempo, puesto a que cuando acabó la pregunta yo ya salía corriendo del sitio mientras reía de forma exagerada y cada tres pasos saltaba.

Huellas En La Nieve |Pablo Gavi| {En Corrección}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora