Lucerys está muerto.
Hubo un momento de largo dolor antes de que todos sus sentidos se desvanecieran. La lluvia fría, el sonido del viento y la marea, las fauces aplastantes del gran dragón, todo eso se desvaneció en un instante.
Se suponía que era una misión fácil, habría estado a salvo en casa, de no ser por Aemond y su dragón Vhagar. Pero allí estaba él, en la muerte, siendo un fracaso total.
O lo que al menos pensó que era la muerte.
Todo era tan brillante, Lucerys no pudo distinguir una sola forma delante de sí mismo, ni siquiera pudo distinguir sus propias manos cuando las acercó a su rostro. El silencio era tan ensordecedor, que parecía latir y vibrar dentro de su cabeza; el joven príncipe solo quería paz, quería terminar con todo esto.
El destino era algo tan complicado, y un dios estaba parado allí, mirándolo.
Al principio, Lucerys no sabía quién era, pero cuando la forma de esta extraña vida después de la muerte se asentó, aún no podía comprender la figura que se cernía sobre su cuerpo, se sentía como un fuego vivo, y con cada pulso de su existencia junto a su pequeña y asustada alma, sacudía los cimientos de este mundo.
"¿Vives con el pesar de tu vida, Lucerys?".
Su voz era como de trompetas, como un reguero de pólvora, como las olas descendentes golpeando las rocas de la orilla, erosionando y poderosas; primordial e implacable.
"No entiendo", Lucerys finalmente habló, su voz sonaba clara pero sus labios aún no se habían abierto.
"¿Quieres ver el futuro creado por tu familia?, ¿Quieres ver qué causa tu muerte?".
Lucerys realmente no tenía opción en esto, vería el destino que caería sobre aquellos a los que amaba y cuidaba, e incluso a los que no lo hacia.
Varias imágenes pasaron por sus ojos, todas y cada una de ellas lo dejó horrorizado.
Helaena lloraba sobre el cuerpo de su hijo, la agonía y la locura estaban grabadas en su rostro, de un momento a otro su figura se posó en el alféizar de una ventana alta y saltó. Jace saltó de su dragón, Vermax, y se aferró a los restos de un barco y fue derribado por flechas de ballesta. Su madre, la hermosa Rhaenyra, siendo destrozada y calcinada por el dragón de Aegon mientras este miraba. La Reina Alicent acostada en la cama, siendo atormentada por la fiebre y la miseria, el usurpador Aegon, yacía muerto junto a una copa envenenada.
Y entonces apareció Aemond.
Aemond, solo unos segundos después de que Vhagar matara a Arrax y a su sobrino Lucerys.
La culpa y la conmoción eran claras como el día en sus rasgos y una de sus manos se extendía hacia donde sus pedazos caían al mar, "fue un accidente", la verdad hirió en sobremanera a Lucerys, cuando vio a su tío aparentemente repasar una y otra vez las imágenes de su muerte en su mente, la culpa amaneció en su rostro lleno de cicatrices y supo que no podía retractarse; su sobrino había muerto por su mano.
La imagen se desvaneció y lo que apareció fue Aemond montado sobre Vhagar y Daemon sobre Caraxes. Estaban luchando, era una batalla épica, hasta que sus dragones chocaron entre sí, observó a su padre lanzarse de Caraxes y se abalanzó sobre su tío Aemond, la Hermana Oscura se incrustó en el ojo no cegado de Aemond, y mientras aún caían, ambos hombres dieron su último aliento y murieron; el peso de esta visión llenó de horror a Lucerys y su mano se extendió hacia su padre y tío mientras gritaba.
"¡NO! , ¡KEPA! , ¡KEPI!".
(¡NO! , ¡TIO! , ¡PAPÁ!).
La visión se desvaneció y Lucerys se quedó sollozando en un monto tembloroso; esta Danza de los Dragones dejó a todos en la ruina y la desesperación. Al final, sintió que nadie ganó y todo fue en vano.
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Rueda del tiempo y de la luz
RandomLucerys Velaryon ha muerto y con ello comienza la Danza de los Dragones... ¿Pero fue realmente el final para él? Desde la muerte, un ser le concedió a Lucerys una segunda oportunidad en la vida; para evitar la guerra y evitar que su familia se desmo...